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Necrológica

Joaquín Calomarde: el conservador rebelde

Un verso suelto, un rebelde amable que nunca dejó de ejercer como tal

Joaquín Calomarde (València 1956-2019), en una imagen de 2014. abel catalá

Eran los primeros años noventa del siglo pasado, uno empezaba a juntar letras en el periodismo, el panorama político tomaba nuevos rumbos después de más de una década de socialismo reinante y hacía furor la frase: «Calomarde, la cosa está que arde».

El referido era un profesor de Filosofía, autor de varios libros de pensamiento, llamado a dar un toque intelectutual a las listas de un Partido Popular que tenía un páramo en el frente cultural. Un verso suelto, un rebelde amable que nunca dejó de ejercer como tal. Joaquín Calomarde Gramage era su nombre completo.

Ese hombre culto y de cultura, de perfil dialogante y pactista, al que Pedro Agramunt había colocado en la candidatura de las Corts de 1991 siguiendo el consejo de la pareja periodista que más influía entonces en el mundo conservador se encontró entonces con la política cultural que el bipartito PP-Unión Valenciana empezaba a imponer en un Ayuntamiento de València que acababa de conquistar. De aquel contraste, la frase que los amigos de la Cartelera Turia hicieron triunfar y que él asumió con deportividad.

Tanta que es el título de uno de sus últimos artículos en Levante-EMV, donde colaboraba periódicamente. Reflexionaba en ese texto sobre los riesgos del clima belicista que impregna la política actual desde el auge de Vox y lamentaba sus efectos (negativos) sobre el autonomismo del PP.

Ese escrito se publicó el 10 de octubre de 2018. El último, dedicado a María José Català, está datado el 21 de febrero. Por entonces, estaba ya hospitalizado y no se podía incorporar. A pesar de todo, quiso seguir manteniendo sus colaboraciones hasta casi el final.

El político murió la madrugada de ayer a los 62 años en un hospital de València. No pudo superar las complicaciones de una enfermedad hematológica con la que convivía desde hace años.

Sus restos mortales permanecen desde la tarde de ayer en el Tanatorio Municipal de València para el velatorio. La misa funeral tendrá lugar hoy a las 14.15 horas en la capilla del mismo recinto. A las 15.00 está prevista la incineración.

Calomarde, que deja un hijo fruto de su matrimonio con Rosa María Rodríguez Magda, de la que estaba divorciado, fue diputado en las Corts desde el citado año de 1991 hasta 1995, en la última legislatura de los populares en la oposición, antes de que Eduardo Zaplana pasara a ocupar la presidencia de la Generalitat.

En la nueva etapa de poder popular fue uno de los señalados para encauzar el conflicto lingüístico desde su puesto de vicepresidente del Consell Valencià de Cultura (CVC). Encajaba con su ADN contrario a los enfrentamientos estériles. La fórmula fue el pacto para la creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL).

Consumado ese periodo, pasó a representar al PP en el Congreso de los Diputados en las séptima y octava legislaturas, entre los años 2000 y 2008, aunque no completó la última. Exponente del ala más centrista del partido, se fue alejando de las posiciones oficiales y el 14 de abril de 2007 pidió públicamente la baja y se fue al grupo mixto. Después se unió al Centro Democrático y Liberal (CDL), partido residual hijo del viejo CDS de Adolfo Suárez y contrario a la integración de este en el PP.

Su salida del partido fue traumática, con acusaciones a la dirección de promover una campaña contra él. El político valenciano se opuso a la política sobre el terrorismo de Mariano Rajoy en la oposición: entendía que se estaba instrumentalizando para erosionar al Gobierno de Zapatero. Calomarde también se había opuesto públicamente al veto que por aquel entonces a los medios de Prisa.

El catedrático de Bachillerato en la especialidad de Filosofía y amante de la literatura y la música clásica se ha ido con las ganas de volver a la política. Si la salud hubiera acompañado... Volver para reivindicar la rama culta, liberal y moderada de la derecha que él intentó representar desde dentro y desde fuera del PP, no siempre con el reconocimiento merecido.

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