El mismo día en que el partido de ultraderecha Vox tenía que registrar sus candidaturas para las próximas elecciones autonómicas y generales se conoció la gravísima crisis interna a la que se enfrenta la formación en la provincia de Alicante. La formación que preside José María Llanos en la C. Valenciana se ha desmoronado en Alicante. La salida de la presidencia provincial, Ana María Cerdán, por supuestos motivos personales, esconde un intento de aplastar voces discordantes con la disolución por parte de Madrid de toda la dirección. Se destapa una intensa lucha por el control de la organización ahora que los ultras se presentan a unos comicios con la posibilidad de hacerse con una buena porción de cargos y sueldos públicos tanto en València como en Madrid.

El anuncio de su relevo como presidenta provincial lo comunicó la propia Ana María Cerdán el pasado sábado 23 de marzo durante el transcurso de una jornada de formación con los coordinadores de la provincia en la localidad de Torrevieja para tratar los asuntos referentes a los comicios. El detonante de la crisis interna se produce a raíz de la determinación de disolver la agrupación de Benidorm, una resolución que se tomó sin votación del comité ejecutivo, tal como establecen los estatutos del partido de Abascal.

La jurista Ana Vega, persona de confianza de Javier Ortega Smith, toma el mando. Es la nueva presidenta y además será la cabeza de lista a las Cortes Valencianas por Alicante. Durante los últimos días, efectivamente, se habían borrado de la web, los nombres de los miembros del comité ejecutivo alicantino. Fuentes oficiales de Vox aseguraron que la renuncia de Ana maría Cerdán había sido voluntaria. Otras fuentes de la organización, sin embargo, recalcan la importancia del conflicto en Benidorm y aseguran, además, que hay una numerosa cantidad de quejas provenientes de otras localidades, especialmente, de la Vega Baja.

Crisis en Benidorm

La resolución de la crisis en Benidorm, aunque sin votación ni reunión, generó una fuerte división. La secretaria general estaba en contra mientras que los tres vocales de la ejecutiva -donde se encontraba Ana Vega - se posicionaron a favor.

Precisamente, tras la disolución de la ejecutiva provincial, la dirección nacional de Vox entregó el poder a los tres vocales que secundaron la decisión de impulsar la disolución de la agrupación local de Benidorm. Una destitución encubierta de dimisión para acallar a los disidentes.