La llegada de la primavera no solo supone que aumenten las horas de sol o que las temperaturas suban, si no también que, en muchos lugares del planeta, la naturaleza despliegue todo su esplendor dando vida a la vegetación que colorea esta época del año tras el letargo del invierno. En nuestro país uno de los máximos exponentes de ello es el valle del Jerte. En esta pequeña región de Extremadura, durante estos días, los cerezos comienzan a desplegar sus flores dando lugar a un espectáculo visual que hace las delicias de todos los visitantes que se acercan a contemplarlos. Pero también hay otros lugares que merece la pena destacar en este sentido. En el continente americano, las imponentes Montañas Rocosas comienzan poco a poco su deshielo, dejando paso a una gran explosión de colores y fauna en parques nacionales como el de Yellowstone. En otros, como Jasper, Banff o Yoho, el aumento de las temperaturas devuelve sus lagos a estado líquido, permitiendo de esta forma que sean mucho más accesibles y dejando grandes estampas en consonancia con el infinito número de coníferas que los custodia. En Europa ocurre lo mismo en regiones como los Alpes o los Pirineos. Sus valles se tapizan de un intenso color verde con la llegada de la primavera. Y, en Francia, comienza la época idónea para conocer los infinitos campos de lavanda que habitan la región de la Provenza.

Todos ellos suponen grandes destinos para visitar en primavera. Pero hay dos países que van más allá. Que poseen un impresionante despliegue natural durante estos días. En Japón, el primero de ellos, comienza el Sakura. Este es el nombre poético que define el despertar de los cerezos. Al igual que ocurre en Extremadura, en Japón supone un evento social de gran arraigo que reúne a muchas familias para disfrutar de este acontecimiento. El segundo de ellos es la India. A orillas de las cordilleras más altas del mundo, se extiende el conocido como valle de las Flores. Declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, este valle esconde una infinita cantidad de vegetación endémica que renace cada año a partir de finales de marzo y principios de abril. Cualquiera de las cuatro estaciones del año posee belleza propia, pero es innegable que la primavera, con todos sus ejemplos, influye en el estado de ánimo de las personas rompiendo la melancolía invernal. Y quizá por ello nos anima a descubrirlo regalándonos tantos lugares que visitar durante estos meses.