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Podemos

Desmoralizante crisis por goteo

La baja de Rosana Pastor certifica el desmoronamiento de la cúpula inicial de Podemos en un momento crucial para el Botànic

Desmoralizante crisis por goteo

No hay semana sin despedida de notables en Podemos. Rosana Pastor ha sido la última. El desmoronamiento de la estructura del partido implantada en 2015 en la Comunitat Valenciana es por goteo. No tiene el impacto dramático de una escisión o un portazo en bloque y con altavoces, pero tiene el efecto nocivo de la lluvia fina, que cala hasta los huesos y parece que nunca escampar Así, la federación valenciana del partido morado se ve afectada desde hace meses por una crisis de la que no levanta cabeza.

Íñigo Errejón ha emprendido aventura en solitario en Madrid de la mano de Manuela Carmena. La primera dirección valenciana de Podemos, que copó las candidaturas de las últimas elecciones autonómicas y generales, era marcadamente errejonista y, aunque la versión oficial lo niegue, parece inevitable conectar la fuga de cargos electos valencianos de la fractura en la capital entre Pablo Iglesias y Errejón.

El que fue escudero del líder morado se ha independizado con un proyecto propio. Sus afines en la C. Valenciana simplemente han dado un paso atrás. Una salida de la política (en la mayoría de casos, sin ganas) y un repliegue a sus actividades profesionales a la espera de lo que pase tras la doble convocatoria electoral del 28A.

Los procesos en Madrid y València han sido bastante paralelos. En la dirección central, Pablo Iglesias se encuentra hoy solo de aquel grupo de cinco que hace cinco años conquistó la ilusión pero no los cielos: Carolina Bescansa, Luis Alegre y Errejón se han apartado de la cúpula, igual que Juan Carlos Monedero, el único que mantiene, eso sí, apoyo público en actos a Iglesias. Y otros cargos con poder como Ramón Espinar y Pablo Bustindoy también se han bajado del tren.

Antonio Montiel (primer secretario general), Llum Quiñonero (cabeza de lista por Alicante en 2015), Rosana Pastor, Fabiola Meco, Sandra Mínguez (la primera en volver a sus clases de matemáticas), Ángela Ballester (fue con Mínguez el poder valenciano en la dirección central), Josep Almería, Marc Pallarés y David Torres se han separado de las esferas de poder en la C. Valenciana.

La diferencia, que hace más complicada la situación valenciana, es que no existe un referente equivalente a Pablo Iglesias en Madrid. Al contrario, la organización ha optado por una dirección coral: Antonio Estañ ejerce de secretario general, pero el candidato a la Generalitat es Rubén M. Dalmau.

El goteo de ausencias se ha prolongado hasta las puertas de las elecciones. La situación preocupa públicamente más en el PSPV y Compromís. Sus cuentas no salen sin Podemos. De su supervivencia en Corts (la fatídica barrera del 5 %) depende la reedición del Botànic.

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