Internet Freedom Festival se despide hoy de la ciudad de València, aunque su mensaje se queda. Por quinto año consecutivo, el espacio de innovación Las Naves ha albergado un evento en el que la censura y los derechos humanos en el entorno digital han sido los grandes protagonistas. En torno a éstos, alrededor de 2.000 personas procedentes de más de 130 países han podido compartir conocimientos y establecer debates en unas jornadas inclusivas marcadas por el respeto a la identidad e imagen de todos los asistentes. Así, el festival ha servido como punto de encuentro para todos los individuos que promueven la defensa de la libertad en Internet y para «poner en valor las redes humanas sobre las digitales», como señala Sandra Ordóñez, cofundadora del festival.

En su opinión, la red redimensiona problemáticas que ya existían en la sociedad, por lo que destaca la importancia de que esta sea «capaz de pensar de forma conjunta». Y es que, a través de ponencias, grupos de encuentro y participación o talleres fotográficos, ONG, asociaciones de diversos colectivos y personalidades reconocidas de la esfera digital han incidido en cómo la tecnología interfiere en el cumplimiento de los derechos.

¿Aliado o enemigo?

«Es una pregunta tan compleja como la humanidad», asegura Ordoñez, «la digitalización es importante para grupos que nunca han tenido voz». Se refiere al mismo entorno tecnológico del que Jennifer Adams, responsable del grupo OSCE, afirma que «visibiliza a todas las mujeres». Defiende la necesidad de crear un espacio seguro en Internet capaz de conseguir una comunicación global y que encuentra en el periodismo su máximo exponente. En su opinión, las mujeres periodistas se enfrentan a una doble discriminación por su profesión y por su género. «En Twitter nosotras recibimos tres veces más abuso que los hombres periodistas», asegura.

Una discriminación conectada en la que la violencia hacia las mujeres también se materializa en el acoso sexual a través de la red. De este modo, la distribución y el almacenamiento de contenido gráfico no consentido rompen con las líneas rojas sobre lo que es físico y digital, «todo confluye», señala Selene Yang, responsable de comunicación de Tedic. En contraposición, «a través de internet podemos encontrar alternativas democratizantes», argumenta, «ante la hegemonía de las grandes empresas, nosotras somos la resistencia. Éstas tienen la estrategia y nosotras la táctica para reformularla».

Ante la digitalización del globo norte del planeta y la previsión de su extensión a la mitad sur en los próximos diez años, «los gobiernos autoritarios se han dado cuenta de que la gente se moviliza y organiza 'online'». Es el caso de Stéphane M. Grueso, miembro de la junta directiva de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información. Fiel a su cita anual con el festival, alerta sobre el traspaso de la censura del poder público a la esfera privada y pone de ejemplo a la plataforma YouTube: «Se supone que tenemos libertad de expresión, pero YouTube filtra y elimina videos en base a unos algoritmos y criterios desconocidos». «El avance de la censura en Occidente es bestial, los indicadores de los últimos años son negativos», concluye.