Hace ocho meses solo había seis valencianos con diversidad funcional que contaban con la ayuda del «asistente personal», una figura reconocida por la Ley de Dependencia pero sin apenas repercusión. Ahora ya se ha aprobado esta ayuda para 10 valencianos más y hay 25 en tramitación. Y es que el pasado 15 de enero la Comunitat Valenciana fue pionera en España a la hora de regular la figura del asistente personal mediante una instrucción que desarrolla la pretación económica de la asistencia personal, aumentando las cuantías y las horas de contratación.

El colectivo de personas con diversidad funcional llevaba años reclamando la regulación de una figura desconocida que, sin embargo, es clave para la automía. Porque no se trata de una ayuda cualquiera. Se trata de una prestación económica para que el usuario contrate a una persona para que le ayude. No para que haga las cosas por él. Ahí está la diferencia. Unas 68.000 personas con diversidad funcional podrían beneficiarse de esta ayuda para dar un paso en firme hacia su autonomía personal.

¿Quién puede solicitar la prestación? Las personas con diversidad funcional,que hayan sido valoradas en cualquiera de los grados de dependencia (I, II o III) y que tengan entre 3 y 64 años. Además, deben disponer de un Programa Individual de Atención (PIA) y tener capacidad para determinar los servicios que requieran. «Los únicos que quedan excluidos de esta ayuda son las personas mayores que son dependientes, pero no por ser personas con diversidad funcional. Si viven en una residencia o vivienda tutelada, tampoco, lo que no significa que haya tres personas con diversidad funcional que alquilen un piso y vaya cada uno con su asistente personal. Esta figura es clave para la autonomía y hemos hecho un gran esfuerzo para regularla con diversas entidades implicadas, además de ampliar las cuantías y las horas de contratación», explica la secretaria autonómica de Servicios Sociales y Autonomía Personal, Helena Ferrando.

Con la nueva instrucción de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que dirige Mónica Oltra la ayuda máxima pasa de 2.100 euros a 2.350 euros en caso de contratar 120 horas al mes (se puede emplear a un máximo de 3 personas) y a 833,96 euros al mes en caso de contratar menos de esas 120 horas al mes. La cuantía máxima es la misma para los usuarios con grados II y III (y varía en función de si la contratación es menor de esas 120 horas al mes). Para quienes cuenten con un grado I o niveles 1 o 2 la ayuda es de 300 euros.

La primera matización de esta ayuda que hace Ferrando se centra en las tareas del asistente personal. «El tiempo dedicado a las tareas personales y domésticas o de higiene no superarán el 30 % de las horas porque el asistente personal no es una persona contratada para las labores domésticas. Para eso hay otras ayudas. Se entiende que deben cubrir tareas como vestirse o levantrase de la cama, afeitarse... si así lo desea el usuario, claro, pero su trabajo no será ese. Su trabajo serán labores de acompañamiento, gestiones fuera del hogar, transporte... Se trata de que realicen las tareas que le mande su contratador, en función de lo que necesite pero no se centra en un trabajo de cuidados, es algo diferente porque no se trata de que 'hagan cosas por él' sino de que él mande lo que precisa. Y en el caso de menores, sus padres o tutores, claro», explica Ferrando.

El segundo punto al que hace referencia la secretaria autonómica se centra en lo que supone esta ayuda para los usuarios y sus familias. Y es que en el 38 % de las familias, un cónyuge deja el trabajo para dedicarse en exclusiva a cuidar a su hijo con discapacidad, según recoge el Informe de Discapacidad y Familia de la Fundación Adecco. «Esta ayuda significa que las familias tendrán una nueva herramienta para la independencia de sus hijos y para poder trabajar porque son muchas las mujeres (hablamos en femenino) que dejan su trabajo para ocuparse de la persona con dependencia. Este asistente personal puede acompañar al joven a la universidad, al niño con TEA (Trastorno del Espectro Autista) a la terapia... Y una cosa a destacar es que se respeta la decisión del usuario. Por ejemplo, si un chaval va con su madre a la universidad pero no quiere entrar en una clase... Su madre lo obligará seguro. Pero eso no ocurre con el asistente personal. La persona con diversidad funcional es la que manda porque el asistente personal es la persona que él ha contratado para que le ayude».