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La contaminación, el estrés y la vida sedentaria desploman la calidad del semen

Los expertos cifran en hasta un 60 % el empeoramiento de la fertilidad masculina en los últimos años Clínicas de reproducción asistida tienen problemas para encontrar donantes idóneos

Una investigadora en un laboratorio de reproducción asistida.

Los problemas de fertilidad no afectan sólo a las mujeres. En los últimos años la caída en la calidad del semen ha ido en picado. Un problema que han constatado en las clínicas de reproducción asistida de la Comunitat Valenciana, y no sólo porque cada vez atienden a un mayor número de hombres con problemas de esterilidad. Los centros que cuentan con bancos de semen cada vez tienen más dificultades para encontrar donantes que cumplan con los exigentes requisitos que se imponen. «A veces tenemos serias dificultades para encontrar a donantes válidos. Si hace unos años, de diez candidatos, aceptabas a ocho o nueve, ahora solo puedes escoger a uno o dos», explica Rafael Bernabeu, director médico del Instituto Bernabeu de Alicante. Más dificultades, pese a que el perfil de los hombres que acuden a donar sigue siendo el mismo que hace unos años: jóvenes y sin aparentes problemas de salud.

Baremos menos exigentes

Bernabeu cifra en hasta un 60 % la caída de la calidad del semen en los últimos 40 años y pone como ejemplo algunos de los baremos establecidos por la Organización Mundial de la Salud para medir la calidad del semen. Éstos determinan que la concentración de espermatozoides en condiciones normales debe alcanzar los 15 millones por cada mililitro de semen. «En los años 80 se consideraba normal una concentración de 50 millones por mililitro, y estas cifras han ido descendiendo con el paso de los años». Cuanto mayor concentración hay de espermatozoides, más posibilidades hay de que alguno fecunde el óvulo. Otro de los parámetros es la morfología: «Hace unos años se consideraba una muestra aceptable si el 25 % eran morfológicamente normales (cabeza, cuello y cola) y ahora esta cifra ha bajado al 4 %».

Son muchos los factores que inciden en esta tendencia y que están estrechamente relacionados con la contaminación y con los estilos de vida modernos. Uno de ellos, el sedentarismo. «Para el varón, el estar muchas horas sentado es muy perjudicial, ya que el escroto está sometido a una elevada temperatura», explica Enrique Olaya, coordinador técnico de laboratorio de la clínica IVF-Spain de Alicante. El estrés, asociado sobre todo al ritmo de vida actual, tampoco ayuda. «Las especies se reproducen cuando se encuentran bien y, ante un problema por ejemplo de ansiedad, se desencadena una respuesta del organismo, baja la libido y se ponen en marcha una serie de hormonas para disminuir la reproducción».

Al margen del estrés y el estilo de vida actual, cada vez se sabe más del papel que en estos problemas juegan los denominados disruptores endocrinos, sustancias químicas ajenas al organismo, naturales o sintéticas, que interfieren con la producción, transporte o acción de las hormonas naturales de nuestro organismo como son los estrógenos y los andrógenos. Famosos son los estudios que en los últimos años han sacado a la luz la presencia de peces hermafroditas en aguas contaminadas de Vizcaya o de peces «feminizados» en lagos del norte de Europa.

El daño incluso puede ser transgeneracional, es decir, que se diagnostica a recién nacidos o adultos que fueron expuestos cuando su madre los estaba gestando. «Cada día hay más evidencias de que estos daños pueden tener su origen en la etapa fetal o neonatal», explica Bernabeu. Durante el desarrollo del feto, continúa el responsable del Instituto, «los testículos están expuestos a las mismas sustancias a las que está expuesta la madre, como la polución o los plásticos, que acaban interfiriendo en la cadena de producción de espermatozoides, reduciendo su número y su calidad». También «provocando un aumento de los casos de cáncer de testículo, una enfermedad que antes era minoritaria y de la que cada vez hay más casos». Varios estudios publicados en los últimos años han demostrado que todos somos portadores en mayor o menor grado de estos disruptores, al almacenarse muchos de ellos en la grasa corporal.

Vinculado a estos problemas, la llamada epigenética tiene para los científicos un papel cada vez más determinante. «Hoy sabemos que las sustancias y el ambiente al que la madre está expuesta será determinante en la futura fertilidad de su hijo», explica Ana Segura, andróloga de la Unidad de Reproducción Vistahermosa.

La calidad del semen también se está viendo afectada por el consumo de sustancias de uso frecuente, como son los anabolizantes, empleados para ganar masa muscular, y el cannabis. Rafael Bernabeu recuerda los resultados de una investigación desarrollada entre el centro que él dirige y la Universidad de Alicante y que determinó que los cannabinoides tienen un importante efecto sobre el movimiento del espermatozoide, aumentando la proporción de espermatozoides inmóviles y por consiguiente incapaces de fertilizar al ovocito femenino. Además, este estudio destacó que esta sustancia provoca un incremento prematuro de su reacción acrosómica, reacción necesaria para introducirse en el ovocito, disminuyendo así la capacidad fertilizante del espermatozoide humano. Los investigadores también observaron una marcada y significativa disminución de la viabilidad de la célula germinal masculina.

Frente a la idea generalizada de que los problemas de fertilidad afectan en mayor medida a las mujeres, desde las clínicas de reproducción asistida ponen blanco sobre negro. «Los motivos por lo que vienen las parejas a consulta son achacables en un 40% a ellos y en otro 40% a ellas. El resto son de origen desconocido», afirma Olaya.

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