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Testimonio

"He llevado una vida normal gracias a que se atrevieron a hacer el trasplante"

Especialistas, pacientes y familiares celebran en La Fe los 40 años del primer trasplante de riñón a un niño

"He llevado una vida normal gracias a que se atrevieron a hacer el trasplante"

Tenía 9 años y una insuficiencia renal crónica que la tenía atada a una máquina de diálisis. La única solución para la pequeña Mª Llanos era un trasplante aunque, en abril de 1979, en la Comunitat Valenciana todavía no se había hecho ninguno de riñón, ni en niños ni en adultos. Aún así el equipo de especialistas del Hospital La Fe que se ocupaba de su caso decidió asumir el riesgo. Y lo hicieron. Le salvaron la vida y le permitieron, como ella recordaba ayer «llevar una vida normal, estudiar, viajar, tener a mis dos hijos... Y todo, gracias a que se atrevieron a hacer el trasplante».

Las vivencias de aquel 9 de abril de 1979 volvieron a ser ayer las protagonistas en el acto de conmemoración de los 40 años que se celebró en el Hospital La Fe. La fecha marcaba no solo el primer trasplante renal pediátrico que se hacía en la Comunitat Valenciana -el primero que se hacía en España en un hospital infantil- sino también el primero de este órgano de las tres provincias ya que en adultos no llegaría hasta un año después.

«Éramos completamente vírgenes. Era la primera vez para todos los del equipo y fue un riesgo, aunque calculado», asegura Santiago Mendizábal, jefe de Sección de Nefrología Pediátrica de La Fe que formó parte de aquel primer equipo «virgen» que asumió el reto. «La niña estaba en diálisis y no había más remedio. Si no se empieza a hacer algo nuevo, nunca se hace», resuelve el especialista.

Mendizábal era el más joven del grupo, no hacía más de dos años que había terminado la residencia y, de hecho, aún está en activo. «Tuve la suerte de estar en mis comienzos en ese grupo multidisciplinar que apostó por lanzarse a ello junto a los doctores José Miguel Simón, Isabel Zamora y Fernando García Ibarra», recordó.

El hito de la operación de Mª Llanos sirvió para abrir un camino de esperanza para muchas familias que, como la suya, se enfrentaban a tener un hijo con un problema renal para el que no había otra solución. «En aquel momento no éramos conscientes de lo que iba a suponer esa operación a largo plazo aunque sí estábamos preocupados porque era el primero en España en un hospital infantil y de donante vivo. Si salía bien nos abriría puertas pero, si no, tendría una repercusión».

El riñón de su madre

Para Mª Llanos fueron momentos de «mucha cercanía» con los especialistas y de «esperanza y mucha confianza. Cuando tienes tanta confianza en el equipo médico sabes que todo va a salir bien», recuerda. Con esa fe entró en quirófano para recibir uno de los riñones de su madre ya que los trasplantes de donante cadáver todavía no se habían institucionalizado. Esa intervención le permitió durante 22 años «hacer vida normal y les estoy muy agradecida». Tras el suyo, han llegado otros 420 trasplantes renales pediátricos en el Hospital La Fe, una nueva oportunidad para otros 321 niños y jóvenes. El agradecimiento de las familias era palpable ayer durante la jornada: era difícil que el doctor Mendizábal diera dos pasos sin recibir un abrazo, un beso o unas palabras amables de antiguos pacientes o de sus familias. «Son muchos años y afrontar un trasplante en un niño es muy duro», reconocía ayer mientras repasaba lo mucho que habían avanzado estas intervenciones.

«Ahora se ha mejorado la técnica quirúrgica y se intenta ir al trasplante sin tener que pasar antes por diálisis, lo que mejora mucho la calidad de vida. Se consigue en el 45% de los casos», explica el nefrólogo. Estos avances, junto a la mejora en la medicación inmunosupresora hacen posible que haya aumentado también la supervivencia tanto de los injertos como de los pacientes: «En la primera década, solo el 35 % de los riñones que trasplantábamos funcionaba a los 10 años. De los trasplantados en la última década, sobreviven esos años el 89%», según Mendizábal.

A Mª Llanos el órgano que su madre le donó, el primero trasplantado en la C. Valenciana, le sirvió durante 22 años. Con 33 años recibió otro que ha empezado a fallar. De nuevo en lista para recibir un riñón, Mª Llanos no tiene más que una palabra para especialistas y donantes: «Gracias».

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