Panamá, Reino Unido o Italia. Son los tres países que deberían investigar y enjuiciar, en su caso, la violación de la menor británica por parte de un joven italiano a bordo de un crucero que hizo escala en el puerto de València, ya que los tres tienen jurisdicción sobre el delito. España, tal como informó ayer en exclusiva Levante-EMV, no puede pedir responsabilidades judiciales al supuesto violador, ya que el delito fue cometido en aguas internacionales, el sospechoso y la víctima son extranjeros y el barco es una extensión de Panamá al ser ese su pabellón. Sólo había una posibilidad: al tratarse de una víctima menor de edad, la Justicia española podría haber actuado si el sospechoso hubiese tenido algún domicilio en España.

Esa fue la razón por la que el juez de Instrucción número 15 de València, en funciones de guardia, ordenó a la Policía Nacional que detuviese al supuesto violador e investigase su vinculación con España. Al comprobar que no tenía domicilio alguno aquí, el juez asumió que carece de jurisdicción para continuar el procedimiento contra él -antes de la derogación de la ley de Justicia Universal sí habría podido perseguir el delito-, por lo que ahora deberá instar a los tres países involucrados a investigar penalmente el caso y sentar en el banquillo al sospechoso.

En principio, serían Panamá y Reino Unido los más obligados a abrir sendos procesos penales. El primero, porque el delito se cometió en su territorio, ya que el barco posee esa bandera de conveniencia, aunque ni la compañía que operaba el crucero ni el dueño de la embarcación tienen relación con el país centroamericano. Y el segundo, Gran Bretaña, porque es una ciudadana suya, y menor de edad, además, quien ha sido víctima del delito.

Tal como publicó ayer este diario, la violación se produjo en torno a las 5.00 horas del jueves pasado, cuando el buque de pasajeros navegaba entre Palma de Mallorca y València. El acusado, de 18 años, supuestamente introdujo a la fuerza a la víctima, de 17, en su camarote, y la agredió sexualmente. Cuando la chica logró liberarse, pidió ayuda a sus padres, que comunicaron lo ocurrido a los responsables del crucero.

Para entonces, el barco estaba a punto de atracar en el muelle de cruceros de València, adonde llegó a las 7.35 horas.

El capitán alertó a la autoridad portuaria y ordenó que el médico de abordo explorase a la chica y recogiese las muestras necesarias para llevar ante el juez al supuesto violador, quien, de momento, está libre, ya que el juez valenciano se vio obligado a retirar toda acusación contra él y dejarlo ir en cuanto constató que no tenía jurisdicción en este caso.