Las llamas que el lunes devoraron parte de la emblemática catedral parisina de Notre Dame tornaron en vestigio la arquitectura gótica de la capital francesa. Tras el incendio, el debate se centró en la posible reproducción del suceso. ¿Sería capaz el fuego de calcinar el patrimonio valenciano con la misma virulencia que lo hizo en Francia? Pese a la declaración de Javier Rivera, subdirector general del Instituto de Patrimonio Cultural de España, de que los monumentos nacionales podrían enfrentarse al mismo riesgo que el templo galo ante un «infortunio» similar, su premisa excluiría a los edificios valencianos.

Aunque «el riesgo cero no existe», como señalan desde la Delegación de Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento de València, las características arquitectónicas de construcciones como la Catedral, la Lonja de la Seda o el Museo de Bellas Artes San Pío V, entre otros, impedirían en teoría la propagación del fuego.

¿Cómo actuar?

València, Castelló y Alicante aglutinan 1.884 bienes muebles e inmuebles, considerados de interés cultural, de los cuales el 53 % —999 BIC— son monumentos, como establece el Inventario General del Patrimonio Cultural Valenciano. En caso de que se produjese un incendio en sus instalaciones, el Servicio de Bomberos contempla un plan de actuación inicial que «se adaptaría en función de las necesidades requeridas», indica Amador Jiménez, inspector de Bomberos de València. Así, tras recibir el aviso del Servicio de Emergencias de la Comunitat Valenciana, de oficio se movilizaría a dos dotaciones completas de bomberos, las cuales contemplan dos autobombas, dos vehículos de mando, una ambulancia y un vehículo de altura. Una «primera salida» en la que intervendrían 24 personas, cuya prioridad es la evacuación de los afectados, el establecimiento del perímetro de seguridad y, en última instancia, la minimización de los daños materiales, tanto del edificio como del contenido en su interior. Respecto al método de extinción empleado, el inspector Jiménez afirma que el agua es el más óptimo. «El paradigma de la concepción de extinción ha cambiado, se han depurado las técnicas», asegura. Desde este planteamiento, reconoce que hubiese actuado del mismo modo que sus homólogos franceses, ya que la capacidad mínima de los hidroaviones valencianos —en torno a 4.000 litros— hubiese generado un impacto «devastador» en la estructura.

Un planteamiento que Salvador Vila, arquitecto de la Catedral de València, también suscribe. Como explica, las bóvedas del templo valenciano son de piedra, por lo que el riesgo de incendio en la cubierta es prácticamente nulo. El espacio cuenta con medios «muy modernos» de extinción fijos y móviles, así como diversas vías de evacuación y un alumbrado de emergencia permanente en las naves laterales. Del mismo modo, habitáculos como el museo y el archivo catedralicio incorporan un sistema de alarmas y, en el caso de la nave central, también detectores de humo.

Tal como explica Jaime Sancho, canónigo conservador de Patrimonio Artístico de la Catedral de València, «no existen estructuras de madera en el templo, los tejados están apoyados en tabiques conejeros o bardos», lo que dificultaría la propagación del fuego en caso de incendio. En el supuesto de que se produjese, obras importantes como cuadros de Goya, el Santo Cáliz o el retablo mayor, entre otras, se trasladarían a otras instalaciones como un edificio adyacente propiedad del Cabildo o el Museo de Bellas Artes San Pío V.

La pinacoteca valenciana, referente nacional por sus colecciones pictóricas y gestionada por la Generalitat Valenciana, en virtud de los requisitos exigidos en el Código Técnico de la Edificación (CTE), cuenta con instalaciones de protección como hidrantes exteriores, sistemas de alarma, extintores portátiles o bocas de incendio equipadas. No obstante, pese a albergar piezas que se cuentan por centenares, no posee un Plan de Evacuación de Obras de Arte que permita el rescate de sus colecciones frente a una emergencia.

En el caso de la Lonja de la Seda, edificio del gótico civil propiedad del Ayuntamiento de València, aprobó en 2017 el Proyecto de Protección contra Incendios de la Lonja de València, el cual contempla detectores de incendios que están en funcionamiento desde hace un año y se basan en un sistema de detección por aspiración. Del mismo modo, en sus instalaciones se realizan simulaciones periódicas. Medidas de autoprotección que se añaden a las contempladas en las estipulaciones del CTE, como sistemas de extinción activos.

Música valenciana en la catedral parisina de Notre Dame

Cuando al organista valenciano Arturo Barba lo invitaron al ciclo dedicado al gran órgano de Notre Dame no imaginó que sería su primer concierto en el emblemático templo francés y, tras el incendio, también el último. Aunque a salvo, los desperfectos que ha sufrido el órgano son ocasionados por las labores de extinción del fuego, la magnanimidad del espacio que lo albergaba ha quedado reducida a cenizas. Así, sus más de 8.000 tubos y el equilibrio de los diferentes teclados fueron concebidos para un espacio que ya no existe. «El órgano de Notre Dame es uno de los instrumentos más importantes del mundo por calidad, tamaño y sonido, pero también por tradición y significado», afirma Barba. «Haber interpretado un concierto en la catedral ha sido un privilegio, fue un ejercicio de descubrimiento que nunca olvidaré», rememora con nostalgia.