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Educación

Un joven con autismo y altas capacidades tendrá apoyos en el IES por orden del juez

Una sentencia pionera obliga a Educación a escolarizar al joven en un aula ordinaria del instituto para evitar que vaya a un Centro de Educación Especial

Juan Diego muestra la sentencia de su hijo Óscar, que ya tiene lista la mochila para ir de campamento. g. caballero

Conforme los menores con necesidades especiales crecen y cambian de etapa escolar, los recursos de la educación inclusiva se reducen. Hasta tal punto de que son casi mínimos en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Esta falta de recursos en los institutos supone que muchos de los menores con necesidades especiales dejen el colegio tras acabar Primaria (o repitan) para pasar a un Centro de Educación Especial, en lugar de ir al instituto como el resto de sus compañeros.

Sin embargo, la educación inclusiva es «un derecho» recogido en la Constitución Española, en la Ley General de los Derechos de las personas con Discapacidad, en la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y en el Estatuto de Personas con Discapacidad de la Comunitat Valenciana. Así que, en base a estas legislaciones, un juez del juzgado de lo contencioso-administrativo número 2 de València ha condenado a la Conselleria de Educación a escolarizar a un joven valenciano en un centro de enseñanza ordinario «con las medidas y apoyos necesiarios» y a pagar las costas del proceso. El joven, con TEA (Trastorno del Espectro Autista) y altas capacidades, empieza el próximo curso el instituto. Así que lo hará en igualdad de condiciones que el resto de sus compañeros y dejando atrás una modalidad «combinada» que le ha supuesto acudir a un colegio dos días a la semana y a un Centro de Educación Especial (CEE), los otros tres. La familia denunció la situación en el juzgado ante el temor de que el joven se viera abocado a ir el próximo año a un CEE. Y el juez le ha dado la razón. Esta es, pues, una sentencia pionera en la Comunitat Valenciana que puede suponer un antes y un después para los adolescentes con necesidades especiales.

Óscar estuvo escolarizado desde los 16 meses y hasta los 2 años en modalidad ordinaria en un colegio. Cuando cumplió 18 meses fue diagnosticado de TEA con alto funcionamiento. Esto significa que, a diferencia de otros menores con TEA, Óscar solo encuentra dificultades en la interacción social entre iguales porque su nivel cognitivo no está afectado.

Entre los 2 y los 8 años siguió escolarizado en ese mismo colegio pero en la modalidad ordinaria con apoyos -unas horas de atención especializada de Audición y Lenguaje (AL) y de Pedagogía Terapéutica (PT)-. Sin embargo, no había educador o profesor de apoyo en el colegio para Óscar, así que, mientras pudieron, sus padres le pagaron a una persona para que hiciera esa función y acompañara a su hijo. Sin embargo, cuando el niño se quedó sin esa figura de apoyo permanente llegó el acoso escolar ante la ausencia de una figura que le ayudara en sus problemas de socialización y evitara situaciones de acoso y burlas. El niño necesitaba un maestro de educación especial durante toda la jornada escolar, pero no iba a llegar en ese colegio. Tampoco llegó en el siguiente. Así, Óscar empezó 3º de Primaria en otro centro. Y aunque en la teoría decía que sí tendría maestro de educación especial la realidad fue que no lo tuvo todas las horas que el menor precisaba. El recuerdo del acoso escolar del otro colegio, el cambio de centro y el problema de interacción social del menor provocó conductas disruptivas en Óscar.

Modalidad combinada

El niño causaba problemas en el colegio, pero la solución «no fue adoptar medidas para garantizar su inclusión», sino emitir un informe del gabinete psicopedagógico del municipio que le dejaba excluido por sus problemas de conducta, ya que dictaba una modalidad combinada de escolarización de forma que el niño iba (y va) dos días a ese mismo colegio y tres días a la semana a un Centro de Educación Especial. Este es el día a día del menor desde el 23 de noviembre de 2015 y hasta la fecha. La sentencia recoge que Óscar «no padece trastorno intelectual y es muy duro para él verse rodeado de personas con discapacidad intelectual severa en una clase donde pierde tiempo curricular ni puede recibir apoyo especializado a sus problemas de interacción social». Por ello, y ante la amenaza constante de que Óscar pasaría a la ESO en un CEE la familia interpuso la demanda. Y el juez les ha dado la razón. Óscar irá el próximo curso a un instituto como el resto de sus compañeros y con los «apoyos necesarios que precise».

La abogada de la familia y responsable de Acción para la Justicia Social, Sandra Casas, aplaude una sentencia que supone un antes y un después para los menores con necesidades especiales en su paso a la ESO. «Los niños con necesidades especiales no tienen por qué repetir Primaria hasta que haya hueco en un aula CyL, ni tienen que ir sí o sí a un CEE, sino que tienen derecho a pasar junto a sus compañeros a un nuevo ciclo y con los apoyos que precise. Porque no todos necesitan lo mismo. Y el sistema debe proporcionarle a cada menor con necesides especiales los apoyos que precise», afirma la abogada Casas.

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