«Catastrófico». Era el adjetivo con el que calificaba ayer el presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de València (FEHV), Manuel Espinar, los efectos que ha tenido el temporal de lluvia y viento que está azotando esta Semana Santa a la Comunitat Valenciana sobre el sector empresarial que él preside. A los numerosos daños que han sufrido tanto el mobiliario urbano como vehículos y propiedades privadas, se han sumado una gran cantidad de cancelaciones en hospedajes y locales de restauración, además de un buen número de contratos de trabajo que se quedaron sin confirmar por el mal tiempo.

«Se están efectuando numerosas cancelaciones en hoteles y restaurantes. Hay mucha gente que había hecho reserva y al final no ha venido al ver el tiempo así, sobre todo aquellos que iban con niños», aseguró ayer Espinar a consultas de este diario. Si bien el presidente de la federación de hostelería matizó que no disponía todavía de cifras de las anulaciones, no dudó en calificar la situación provocada por las inclemencias meteorológicas como «catastrófica».

«Había unas expectativas muy buenas porque este año la Semana Santa caía separada de las Fallas y entonces suele venir más gente, pero casi seguro que esta es la peor de los últimos cinco años», señalaba Espinar, que lamentaba además que «esto es irreversible porque lo que se pierde no se puede recuperar». A este respecto, Espinar incidió en que el temporal también tendrá repercusión a nivel laboral ya que «había mucha contratación de personal que a última hora, a la vista de las malas condiciones del tiempo, se ha echado para atrás».

Torrevieja, en vilo

Los fuertes vientos y las persistentes lluvias han arremetido este viernes y sábado sobre todo contra el interior de València y la provincia de Alicante, donde el Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante llegó a afirmar ayer que se ha vivido el mayor temporal en este sentido de los últimos 50 años durante el mes de abril.

La localidad de Torrevieja se mantuvo durante todo el día en vilo al decretarse la preemergencia por riesgo de inundaciones. Con sus calles completamente anegadas, ya que recibió más de 200 l/m3 de lluvia en apenas 48 horas, se llegó a desalojar un camping con una treintena de tiendas montadas, se suspendió el transporte urbano y el ayuntamiento pidió a los vecinos que no salieran a la calle.

Tres rescates

Los bomberos tanto de la provincia de València como de Alicante tuvieron que trabajar a pleno rendimiento. Sólo los alicantinos atendieron más de 180 urgencias, entre las que destacaron el rescate de una mujer que había quedado atrapada en su vehículo en un barranco de Sax. Además, en Novelda cayó un coche al río Vinalopó, aunque sus dos ocupantes pudieron abandonar el vehículo por su propio pie. Asimismo, en Orihuela rescataron a un hombre que había caído con su coche en una acequia.

A los problemas generados por el agua se sumaron los relacionados con el viento y fenómenos costeros. Se alcanzaron rachas de viento de 177 km/h en Alcoi, 108 en Teresa de Cofrentes, 103 en Xixona, 99 en Villena o 93 en València-Aeropuerto, la playa de la Patacona (Alboraia), Barxeta y Buñol, que provocaron numerosas caídas de árboles e incluso llegó a romper la puerta de entrada del Museu Faller en València. Ante ello, precisamente la capital del Turia mantuvo clausurados sus parques vallados; los puertos de València, Gandia, Sagunt y Castelló fueron cerrados al tráfico marítimo; y se suspendieron actos de Semana Santa e incluso mítines políticos, como el que tenía programado el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, en Alicante.