Aunque la recuperación del lago de l'Albufera pasa por la reducción de nutrientes que impiden el desarrollo de la flora vegetal acuática - algo que empieza a ser una realidad desde 2016-, la reordenación de las infraestructuras hidráulicas de la huerta y el área metropolitana son una asignatura pendiente desde 2012. Año en que se paralizó una actuación del entonces Ministerio de Medio Ambiente a través Acuamed y que tenía como objeto impedir la entrada a l'Albufera de agua residual contaminada por su fachada oeste, desde Silla hasta València. Las obras incluían la construcción de siete depósitos de tormenta para recoger el agua de lluvias torrenciales, de los cuales se han construido ya seis, con una inversión de casi 28 millones. Se incluía la conexión a los colectores de la Emshi, la captación de los alivios del sistema del Colector Oeste y el bombeo del agua almacenada en los tanques de tormenta. Corregir las conexiones entre las redes de saneamiento y las infraestructuras de riego implicaba también la modificación del trazado de la acequia de Favara, creando una nueva para riego agrícola y dejando las existentes en zona urbana como pluviales.
