El desafío de la ultraderecha, el reto tecnológico y digital y los derechos sociales son los tres ejes sobre los que se sostiene en la actualidad el debate europeo. Sin embargo, tras la mirada global, está el compromiso local, y la situación venezolana así como la crisis de los cítricos marcan la agenda europea de los candidatos que aspiran a tener un escaño en Bruselas.

Ayer, Sociedad Civil con la colaboración de Europeístas, congregaron en el Ateneo Mercantil de València a cuatro candidatos a las elecciones europeas. Los diputados José Manuel García-Margallo (PP), Inmaculada Rodríguez-Piñero (PSOE) y Maite Pagazaurtundúa (ALDE-Ciudadanos) comparecieron en un encuentro junto al candidato por el nuevo partido Volt Europa, Bruno Sánchez-Andrade, y el miembro de la junta directiva de Europeístas, Germán J. Sanz. Los cinco estuvieron de acuerdo en que sin la UE, España estaría «a la deriva y a la intemperie», como sostuvo Pagazaurtundúa, arropada en la sala por Toni Cantó.

Rodríguez-Piñero habló de la desafección de los ciudadanos con la institución porque la sienten alejada de sus intereses y, en este sentido, los periodistas cuestionaron a los candidatos sobre la crisis citrícola. La socialista apostó por dos vías: la organización y la tecnificación. Señaló que la división del sector ha ido en contra de la defensa de la naranja valenciana en Bruselas, que es «el mejor producto pero el que peor se comercializa». Mientras, Margallo aseguró que impedir la entrada de productos sudafricanos sería como «poner vallas al campo», y apuntó que hay que ir hacia la unificación de normativas y sanciones para que los productos que entran por el puerto de Rotterdam no tengan más ventaja que los de València. También se refirió a la política exterior de la UE, donde aún «le queda mucho por avanzar». Hizo hincapié en el rol que España debe asumir en el conflicto venezolano, ya que tiene que liderar la postura europea respecto a Latinoamérica.

«Es el momento de la política»

PP y PSOE coincidieron en que Juan Guaidó es el legítimo presidente que debe someterse a un proceso electoral que se someta a las reglas, con observadores internacionales que promuevan todas las garantías. También coincidieron en rechazar la intervención militar de Donald Trump, algo que sería «contraproducente», según el exministro, y de haberla, ha de ser latinoamericana.Rodríguez Piñero opinó que las potencias extranjeras no pueden interferir, aunque sí influir.

«Es el momento de elevar la política al máximo nivel y proteger a los ciudadanos», dijo la socialista. «El problema va más allá, 2 millones de personas abandonan el país y hay 170.000 españoles allí», dijo la eurodiputada. Margallo se remontó al diálogo «fallido» que Zapatero mantuvo con el entonces dirigente Hugo Chávez y que solo dio «oxígeno al régimen». El motivo del encuentro fue abrazar la propuesta de fijar el 9 de mayo como un día festivo para toda la unión y conmemore el discurso de Robert Schumann el mismo día en 1950, el primero en proponer la idea de una Europa unida. En esta misma línea se rige Volt Europa, autodenominado «paneuropeo» con un único programa presentado en ocho países. «Nos une el europeísmo frente al discurso del miedo», dijo el candidato.