La Universitat de València y la Universitat de Barcelona reunieron ayer en Dénia a gestores, investigadores y representantes de cofradías de pescadores, usuarios del mar y ONG, con el fin de presentar un protocolo común para tratar el problema de la contaminación por basura marina en la cuenca mediterránea. El documento surge del proyecto europeo Medsealitter, en el que participan 11 partners de 4 países.

El mar Mediterráneo es uno de los puntos calientes de biodiversidad del mundo, pero también es uno de los mares más contaminados. En él, más de 260 especies ingieren basura marina, es decir residuos plásticos, líneas de monofilamento, goma y papel de aluminio. El problema afecta particularmente a los peces, cetáceos y tortugas marinas, animales en cuyos tractos digestivos aparecen desechos de micro y macro plásticos tragados accidentalmente.

La Directiva Marco de la Estrategia Marina europea considera la basura marina como uno de los más graves contaminantes del Mediterráneo. También en el Convenio de Barcelona, firmado por diferentes países, entre ellos España, se subraya la necesidad de controlar la contaminación marina para reducir drásticamente el riesgo para la biodiversidad mediterránea.

El Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva (ICBiBe) de la Universitat de València y el Institut de Recerca de la Biodiversitat (IRBio) de la Universitat de Barcelona participan en Interreg Medsealitter, un proyecto europeo para el muestreo y cuantificación de las basuras marinas en el Mediterráneo, que tiene por objetivo desarrollar, probar y aplicar protocolos eficientes y rentables para analizar y gestionar el impacto de la basura en la biodiversidad marina. Se trata de un proyecto piloto, implementado Italia, Francia, España y Grecia.