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La mensajería que baja del cielo

El cambio de normativa europea disparará el uso de drones para entregar mercancía, lo que ya se estudia en Llíria

La mensajería que baja del cielo

Pedir un producto por una aplicación móvil y tenerlo en casa en 10 minutos será posible gracias al proyecto «Calidad de vida desde el interior, tecnología y aeronaves no tripuladas» que se va a realizar en Llíria. La investigación que se ha iniciado para introducir los drones en el día a día, forma parte de la iniciativa Movilidad Urbana Europea, que coordina la Agencia Espacial Europea y en la que participan otras 41 ciudades de una veintena de países.

En este proyecto, los productores del Consorcio Valencia Interior podrán ofrecer su género en una aplicación móvil y los clientes recibirán su compra desde el cielo, gracias a drones que transportarán paquetes. Como explica Antonio Mota, director general de Zángano, empresa consultora que realiza estudios de seguridad, se trata de importar a España un modelo que ya han probado gigantes como Google y Amazon, y que está extendido en Australia.

Mota explica que igual que cualquier compra por internet, el cliente podrá ver la disponibilidad de los productos a través de una app «y en cuestión de 10 minutos lo tendrá en casa». Según detalla, en la primera fase del proyecto se probará el envío de paquetes de hasta dos kilos, que podrán llevar fruta, miel... a una distancia máxima de 25 o 30 kilómetros.

¿Pero cómo se realiza la entrega si no hay repartidor o repartidora que llame a la puerta? La app emite un aviso cuando el pedido está en camino y otro cuando el aparato ha llegado al destino. «El dron se queda a 20 metros de altura por motivos de seguridad y el paquete baja con una cuerda», detalla.

Por su parte, Israel Quintanilla, profesor doctor de la Universitat Politècnica de València, que también participa en el proyecto de Llíria, explica que estas pequeñas aeronaves van dotadas con un sistema de seguimiento y evaluación (GNSS), similar al GPS y que es lo que le permite orientarse y saber cuál es su destino.

Quintanilla augura dentro de dos años un «boom» en el reparto con drones, ya que la Unión Europea aprobará este mes o el próximo, la normativa al respecto que lleva debatiéndose desde hace tres años.

En este nuevo marco normativo, el profesor detalla que las restricciones a la hora de hacer volar un dron son menores (se clasificarán en función del riesgo) y se permitirá sobrevolar entornos urbanos con paquetes de poco peso.

«La evolución tecnológica es exponencial y estamos en un momento en el que hay que ver las tendencias y posicionarse para cuando lleguen», aconseja. Para el profesor, la época actual es similar a cuando Henry Ford puso en marcha el primer coche. «Entonces había carros de caballo y los coches cogían velocidades muy altas, pero ahora están totalmente integrados. Lo mismo pasará con los drones», augura. Por eso apunta que la pregunta es cómo integrar estas pequeñas aeronaves en la sociedad y por ello aplaude que la Unión Europea impulse estas investigaciones. Además, avanza que su uso es más barato que el helicóptero: cuesta unos 30 o 40 euros la hora, frente a 600.

Desde el Consorcio de Valencia Interior apuntan que en Llíria trabajarán con entre cuatro y seis drones de alta tecnología que, en este caso, transportarán productos locales y de proximidad. Otras ciudades participantes en el proyecto europeo, como Gante (Bélgica) y Ginebra (Suiza), se han animado a investigar con el transporte de personas y proponen drones ambulancia o taxi. En la Comunitat Valenciana diferentes ayuntamientos ya los usan para vigilar campos o cultivos, para la prevención de incendios o de inundaciones, y para detectar el vertido de desechos.

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