España se encuentra en la zona climática de latitudes medias. Por eso no es extraño que haya advecciones cálidas que provoquen nevadas hasta bien entrado mayo en cotas no muy elevadas, como ha sucedido en el Pirineo catalán el día 5 de mayo, o que haya advecciones cálidas con temperaturas de pleno verano en primavera, tal como sucedió el 9 de abril de 2011, con 33,5 ºC en Girona o el 23 de marzo de 2001 con 33 ºC en Roquetes y Santa Coloma de Farners.

La atmósfera tiene más movimiento en estas dos estaciones equinocciales y por eso tenemos esta variabilidad atmosférica. En invierno a menudo tenemos circulación zonal o un anticiclón persistente, lo que impide que haya advecciones de aire frío durante varias semanas seguidas, hasta que el anticiclón se retira y deja paso a olas de aire frío más o menos intensas.

Pero los cambios de tiempo más frecuentes se dan en primavera. Es importante señalar que el récord de temperatura mínima del siglo XX del mes de abril de temperatura máxima se da en el mes de abril de 1945 con 31,2 ºC, mientras que el récord de temperatura más baja de mayo se da el mes siguiente, en mayo de 1945, con 1,2 ºC. El día 6 de mayo de 2019 hemos tenido varios récords meteorológicos, como el de Vic, con -0,3 ºC, mínima más baja de la serie, iniciada en 1950, que supera los 0ºC del 6 de mayo de 1991. En el centro de Girona la mínima fue de 0 ºC en 1991, pero como es fuera de jaula no es oficial. En ese día Girona-Benlloch tuvo 1 ºC. En Girona-SMC heló el 6 de mayo de 1991, con 0 ºC de mínima, récord en un observatorio del municipio de Girona de toda la serie, iniciada en 1884. Después de un invierno, el de 2018 a 2019, con una persistencia anormal de máximas elevadas, estamos teniendo un inicio de mayo con mínimas bajas.

Estos extremos térmicos no son solo normales teniendo en cuenta la estación astronómica, la primavera, sino porque nos encontramos en latitudes medias, donde los cambios de masas de aire provocan estas anomalías térmicas.