Álvaro tiene 5 años, un diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA) y recibe clases en su domicilio desde diciembre de 2018. Francesca, de 9 años, tampoco va a clase desde hace tres años debido a una traqueotomía y a una luxación de cadera. En los dos casos fue el pediatra quien recomendó que fuera el «cole» el que se trasladara hasta sus casas. Así ha sido y así seguirá siendo, aunque el próximo curso cambiarán de profesores y de metodología ya que la Conselleria de Educación que dirige Vicent Marzà ha decidido suprimir el convenio que tenía con la Fundación Auxilia València, una entidad que contaba con sus propios profesionales (que pagaba la conselleria mediante un concierto) y que ahora serán de la bolsa de empleo. La entidad ha denunciado la situación -ya que el concierto tenía dos años más de duración- y ha iniciado una campaña de recogida de firmas que ya suma más de mil en menos de 24 horas.

«Con esta decisión, desaparecerían dos unidades que atienden aproximadamente a 25 alumnos enfermos en sus domicilios. En 2018 ya se suprimió otra unidad, con la argumentación de que había pocos alumnos y que la atención domiciliaria se estaba realizando a través de profesores de la bolsa. Trabajamos desde 1977. Nosotros tenemos un equipo de trabajo de dos o tres personas para cada alumno, de forma que se puedan cubrir las bajas con facilidad y el crío no se quede desatendido. Sabemos que gestionar la bolsa desde la conselleria es complejo y que muchas veces los profesores enferman y la baja no se cubre por las dificultades de la burocracia administrativa. Nosotros tenemos ese problema resuelto, trabajamos mucho y bien y las familias no quieren el cambio», argumentan desde una entidad sin ánimo de lucro que forma parte de la Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe).

Las familias lamentan, además, que el vínculo establecido entre el menor y sus profesores durante este tiempo, desaparezca. «Francesca se siente muy cercana a sus profesores, que forman un equipo multidiciplinar que trabaja mano a mano. Aún no le he dicho a la niña que el año que viene puede cambiar todo porque no quiero disgustarla. Sé que le afectará», explica Pilar Rivera, su madre. Virgilio Pérez, el padre de Álvaro, afirma, además, que desde que su hijo cuenta con el apoyo de Auxilia València «ha evolucionado mucho. Se debe cambiar lo que no funciona y aquí el trabajo es magnífico».