La jueza de Instrucción número 12 de València, en funciones de guardia, ordenó ayer el ingreso en prisión de Mauricio G. P., el joven quiosquero de 25 años que se entregó en la noche del miércoles pasado, tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV, tras matar de una decena de puñaladas en el barrio del Cabanyal a un toxicómano que, según el acusado, llevaba tiempo amenazándoles a él y a su familia.

La jueza ha decretado prisión provisional, comunicada y sin fianza, por un supuesto delito de homicidio contra Mauricio G. P. a instancias de la Fiscalía y una vez analizado el atestado policial entregado por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València. Además, la magistrada se ha inhibido en favor del juez de Instrucción número 9, encargado de la causa, ya que fue durante su guardia cuando se produjo la muerte a puñaladas de Alberto Guiu, de 34 años.

Tal como ha venido informando este diario, Alberto, que debía 15 euros a Mauricio desde hacía días -era la última cantidad que tenía que entregarle para reparar el perjuicio que le había causado al pagarle unas consumiciones con un billete falso de 50 euros hace tres semanas-, acudió al quiosco minutos antes de las diez de la noche para comprar una cerveza. Mauricio le instó a que se fuera y le dijo que no regresase más por su negocio hasta que no saldase la deuda.

Según su testimonio, que avanzó ayer este periódico, Alberto se enfadó y empezó a tomar una actitud agresiva y violenta, con amenazas de muerte, afirma el acusado, contra él, contra su mujer y conra su bebé de pocos meses.

Mauricio asegura que se asustó y temió por la integridad física de su familia, lo que le llevó a intentar poner en fuga con un esprai pimienta a Alberto, quien habría reaccionado amenazándole con una navaja. El enfrentamiento acabó en la calle. Mauricio forcejeó con el toxicómano hasta arrebatarle el arma, que le clavó una decena de veces, causándole la muerte en pocos minutos.

Tras regresar al quiosco y lavarse las manos, Mauricio y su mujer acudieron a la comisaría de la Policía Nacional, ubicada a 40 metros de su negocio, y el primero confesó que acababa de apuñalar a Alberto.