¿Qué responsabilidad tienen las autonomías en materia de asilo? ¿Qué le pediría al nuevo Consell que se está formando?
Las autonomías pueden mejorar la vida de las personas refugiadas. Ahora nos jugamos un sistema de asilo con 19 modelos distintos, que es una barbaridad, u optar por un modelo común. Así que les pediría eso, trabajo en común, coordinación y ser muy conscientes de que el fenómeno del asilo y refugio es muy complejo y requiere de especialización y no solo de una atención desdibujada desde los servicios sociales.
¿Y al nuevo Gobierno central?
Que repiense la configuración de las competencias del asilo, porque se dividen entre Interior y Trabajo y eso dificulta la coordinación. Necesitamos un comisionado único que gestione de forma global.
Pero aún así los países se centran en expulsar y no en acoger. ¿Cómo se puede cambiar este discurso?
Nosotros creemos que España debe liderar un cambio hacia políticas integrales y no solo de seguridad. Tenemos la obligación de intentarlo y la sociedad española aplaudiría el gesto, seguro.
En la Comunitat Valenciana se han aumentado las plazas de acogida y aún así el sistema está colapsado...
Realmente hay un gran desafío en la acogida porque no hay plazas suficientes. Por tanto, es el momento de hacer una valoración y ver cómo gestionarlo para poder dar cabida a la gente que necesita entrar en el sistema.
Ya, pero desde que Italia cerró las fronteras las solicitudes en España se han multiplicado?
Así es. Las rutas migratorias van cambiando en función de los acuerdos de la UE con terceros países. En 2015 fue con Turquía para evitar la entrada por Grecia, lo que dejó un mayor peso a la ruta por Libia, que es una ratonera peligrosa e incrementó el paso por Italia, que también ha cerrado su frontera y ha dejado un mayor peso a la ruta por España. Esos acuerdos tienen poco valor porque cuando se cierra una ruta se abre otra más peligrosa que supone más enriquecimiento a las mafias y más riesgo para las personas.
Y con este panorama aparece la posible entrada de partidos de ultraderecha en el parlamento europeo tras las elecciones del 26 de mayo, ¿qué supondría?
Desgraciadamente es algo que hace unos años hubiera sido impensable y ahora es una realidad. Yo creo que solo puede servir para visibilizar la radicalización de estos grupos que solo llevan a la ruptura de cohesión en la Europa de las libertades.
En la Comunitat Valenciana han crecido los ataques a sedes que trabajan con personas migrantes, una de ellas CEAR CV. ¿Qué se puede hacer?
Desgraciadamente vemos cómo los brotes xenófobos se centran en organizaciones como la nuestra y suponen una amenaza contra la ciudadanía. La Delegación de Gobierno debe poner en marcha todos los instrumentos para que estos actos vandálicos sean perseguidos y castigados.
Asegura usted que en los últimos meses de gobierno de Sánchez ha habido gestos positivos. ¿Cuáles son?
Pues trató de unificar el protocolo de llegadas; se pusieron en marcha los centros de atención temporal a extranjeros en zonas costeras y también los centros de acogida emergencia y derivación. Hemos visto la puesta en marcha de dispositivos importantes, un aumento de plazas acogida y un cambio en la narrativa tóxica para valorar de forma positiva el asilo como una figura a respetar y cumpir con rigor. Y es de agradecer.
