El proceso de concentración del sector bancario en España conllevó la desaparición de cajas de ahorros como la Caixa d'Estalvis de Catalunya, que tras el saneamiento -es decir, la transformación en banco privado (Catalunya Banc) y nacionalización por parte del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB)- fue absorbida por el BBVA. Así culminó una nueva etapa de fusiones que concentró el conjunto del sistema bancario español en cinco grandes bancos.

De esta forma, Caixa Catalunya es una entidad bancaria que ya no existe y que, sin embargo, reclama una vivienda en València por impago de hipoteca. En ese piso -sito en la avenida Constitución, 330- no vive el dueño. Quien reside allí, y está a punto de ser desahuciado es Alí, un joven que paga 100 euros de alquiler por un contrato de apenas tres líneas que es un acuerdo de particular a particular. «El dueño del piso no paga la hipoteca desde 2012 pero fue en 2014 cuando Alí firmó un contrato de alquiler que no es válido porque es un acuedo entre particulares donde solo figura el pago de 100 euros al mes. El joven puede acreditar el pago mensual desde entonces, así como la luz y el agua. Hace unos meses el dueño se fue de la vivienda y ahora quien se quedará en la calle será Alí», explican desde la asociación Entrebarris y desde la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) València.

La orden de lanzamiento fue ayer, a las 12.15 horas. Sin embargo, los agentes judiciales que se presentaron al desahucio estudiaron los papeles de Alí y le instaron a presentar alegaciones tras paralizar el desalojo 10 días para que el juez cuente con todos los datos disponibles. «Lo que nosotros no acabamos de entender es cómo un banco que ha desaparecido reclama algo. Es como si un muerto resucitara para pedir lo que sea. La Caixa Catalunya no existe desde 2014. Alí ha ido al BBVA para ver si puede pedir un alquiler social o negociar algo pero no ha encontrado interlocutor porque el BBVA nada sabe de esta vivienda. Nosotros creemos que detrás de esto hay un fondo buitre porque nunca dan la cara. Alí también va a ir al registro de la propiedad a ver si allí consta de quién es el piso, para ver si el banco lo ha titularizado»,explican las mismas fuentes.

Alí, sin embargo, ya está haciendo las maletas. Tiene DNI español y actualmente cobra el paro. «El joven lamenta lo que ha ocurrido porque él sí ha cumplido la parte del trato y cada mes le paga al dueño 100 euros por una habitación. Lo puede acreditar. El pasado 30 de abril le llegó la notificación del desahucio, que no viene a su nombre. Él ni aparece pero es él quien se queda en la calle. No tiene ni abogado, va a solicitar uno de oficio porque no sabía qué podía hacer. Ahora a ver qué encuentra en un mercado libre que hace inaccesible el alquiler a personas con rentas bajas, como es su caso», afirman miembros de Entrebarris y PAH València, que conocieron en caso por el Centro Islámico de València.