Trabajadores del Instituto de Investigación Sanitaria (IIS) del Hospital La Fe de València han vuelto a concentrarse este miércoles ante las puestas del centro sanitario, y han reclamado al president de la Generalitat, Ximo Puig, que "ponga fecha de una vez" para reunirse con ellos.

Los investigadores, que ya llevan 15 miércoles seguidos celebrando estas protestas para reclamar unas condiciones laborales dignas, han sido apoyados en esta ocasión por miembros de la Asociación de Fibrosis Quística de la Comunitat Valenciana.

Durante la protesta se ha leído un manifiesto en el que han recordado a Ximo Puig que tiene "una reunión pendiente" con ellos, a la que esperan que "ponga fecha ya" o de lo contrario, afirman, pensarán que únicamente aceptó su camiseta reivindicativa, en la que se puede leer el lema "Sin Ciencia no hay futuro", para "hacerse la foto".

En representación de la Asociación de Fibrosis Quística ha hablado su presidente, Pedro Pérez, quien ha destacado que el trabajo que llevan a cabo los investigadores "representa la esperanza para los enfermos de alcanzar una mayor calidad de vida".

También ha exigido a la Generalitat que cumpla con el mandato de Les Corts Valencianes, que el 17 de septiembre de 2018 aprobó por unanimidad la creación de una Unidad de Referencia de adultos con Fibrosis Quistica en el Hospital La Fe, en un plazo máximo de seis meses.

"Durante los últimos años se han mantenido reuniones, comunicaciones y actuaciones para tratar de resolver la falta de coordinación real de esta unidad, pero seguimos estancados y sin una resolución clara por parte de la gerencia del Hospital y de la Conselleria de Sanidad", ha indicado.

La Fibrosis Quística es una enfermedad hereditaria, degenerativa, que afecta principalmente al sistema respiratorio y digestivo, según la Asociación. Es una enfermedad grave, de tipo evolutivo, con una esperanza de vida limitada y que a día de hoy no tiene curación, señalan desde la entidad, que añade que su incidencia se estima en un caso de cada 5.000 nacimientos, y uno de cada 35 habitantes son portadores sanos de la enfermedad.