Poca chicha. La negociación del nuevo Botànic comenzó en la tarde de ayer con una reunión larga (unas tres horas) y «poco productiva», en palabras de algunos de los asistentes. Lo previsible, cuando se juntan quince políticos de izquierda y expresan distintas opiniones sobre el título del eje sexto del apartado programático. Por poner un ejemplo.

Se trató de poner en marcha la maquinaria experimentada en 2015 y «establecer un plan de trabajo que permita definir los criterios de funcionamiento del futuro ejecutivo», de acuerdo con el escueto comunicado oficial.

El nuevo gobierno «será plural, paritario, mestizo y con equilibrio territorial». Estos son los principios filosóficos del nuevo Consell, que son los que ya regían en el ejecutivo actual bipartito (PSPV y Compromís), porque los adjetivos indicados no se pueden interpretar restrictivamente, aclararon participantes de la negociación.

«Paritario» no significa que se cierre la puerta a que sea formado por un número impar de consellers y, por tanto, con alguna mujer u hombre más. El actual, de diez miembros, sí ha sido estrictamente paritario: cinco y cinco.

«Mestizo» quiere decir que habrá representación de las tres formaciones (las dos del Consell anterior más Unidas Podemos-EUPV), pero está por ver si es un mestizaje total o parcial, como pretende el PSPV. El objetivo de Ximo Puig y los suyos es restringir el mestizaje a Compromís, mientras que Podemos y EUPV tendrían alguna (o algunas) conselleria .

¿Se puede entender entonces por Consell «mestizo» que Unidas Podemos encabezará alguna conselleria? Tampoco se puede llegar tan lejos en función de lo hablado ayer, según las fuentes. Se verá a partir de mañana, cuando la mesa general de negociación se reúne de nuevo. Podemos y EU juegan con ese escenario, que tampoco disgusta a Compromís y PSPV. Así que no se ha discutido a fondo aún, pero los negociadores dan por hecho que habrá una conselleria, al menos, de Unidas Podemos.

Finalmente, el «equilibrio territorial» pactado ayer tampoco hay que interpretarlo a rajatabla. Significa continuar con la experiencia del gobierno último de Ximo Puig y Mónica Oltra, en el que había consellers de las tres provincias, pero no quiere decir que vaya a haber el mismo número de representantes por cada territorio.

Los 16 negociadores de ayer (Cipriá Ciscar, Manolo Mata, José Muñoz, Carmen Martínez y Mercedes Caballero, por el PSPV; Pasqual Mollá, Águeda Micó, Fran Ferri, Miquel Real y Natxo Serra, por Compromís, e Ignacio Blanco, Aurora Mora, Antonio Estañ, Enric Pla, Fabiola Meco y Ángela Ballester, por Unidas Podemos) constituyeron dos de las tres mesas de trabajo previstas: las de propuestas programáticas y pactos municipales (la composición de cada una de ellas figura en esta misma página). Deben empezar ya a trabajar con la idea de tener un acuerdo el 5 de junio (el próximo miércoles).

La tercera subcomisión, la más mollar, la que ha de diseñar la estructura del nuevo Consell (el número de departamentos, su distribución y el tipo de mestizaje en la arquitectura de cargos) quedó ayer sin constituir. La mesa general se reunirá mañana con ese objetivo y para empezar a sentar las bases de la parte más conflictiva del «qué».

Por supuesto, del «quién», de los nombres que ocuparán todos esos cargos, ni se habló ni está en el horizonte inmediato. Ese broche final quedará para después de la investidura del presidente, que se da por hecho que será Puig, aunque formalmente continúa sin existir una declaración en ese sentido.

De momento, lo que sí quedó claro ayer es que el famoso «qué» y el «cómo» del nuevo Botànic deberá estar cerrado antes del 12 de junio, la fecha límite para el pleno de investidura del president. Tiempo hay, pero en algún momento habrá que ponerse a fondo.