"Se han tomado las medidas necesarias para evitar las filtraciones en los procesos selectivos de la oferta de empleo público, incluso se ha elaborado un programa informático de seguridad para tal fin". Es la respuesta aportada esta mañana por la dirección del Hospital General de Valencia para alejar la sospecha de una posible filtración de las preguntas en la oposición de Enfermería realizada el pasado mes de marzo y cuya limpieza han puesto en duda varias decenas de opositores a través de un escrito en el que piden la anulación de la prueba.

Tal como cuenta hoy Levante-EMV, la plataforma de opositores (algunos con el examen suspendido pero otros aprobados), han solicitado a la dirección de Recursos Humanos y a la comisión de valoración de la selección de la OPE, la anulación de la prueba y su repetición y que se realizan las averiguaciones oportunas ya que, pese a la dureza de la prueba (y que solo aprobaron un 26 %), existe una "desproporcionalidad entre el número de personas en la media de nota y las personas que han obtenido las notas más altas" y que, además "tienen una relación personal de amistad o parentesco con personas del área directiva" del consorcio hospitalario o con personas "que forman parte de la comisión de valoración del proceso selectivo".

Proceso encriptado

Desde el hospital, que depende de la Conselleria de Sanidad y la Diputación de Valencia se ha querido alejar la sospecha de una filtración masiva asegurando que para las oposiciones que ahora se están llevando a cabo se encargó al servicio de Calidad un "nuevo programa de encriptación" para que "ningún miembro de los tribunales pudiese conocer el contenido global de las pruebas", logrando "la máxima confidencialidad del proceso".

Según la explicación aportada por el centro hospitalario -que no ha adelantado qué respuesta obtendrá la petición de los opositores- cada miembro del tribunal volcó sus preguntas en un lápiz de memoria "con una base de datos encriptada" para después, volcarlas todas "en un nuevo pendrive que quedó en poder del secretario y cuya clave solo conocía el presidente" y que quedó custodiada en la "caja fuerte de la Dirección de Recursos Humanos".

Además, y según el hospital, para validar las preguntas y los casos prácticos que debían responder los opositores, el lápiz de memoria se conectó a un ordenador portátil sin conexión a red. "La revisión se efectuó mediante la proyección de preguntas y se impidió tomar notas". En ese momento y según las aclaraciones dadas por el centro, "todos los miembros del tribunal estaban presentes en ese momento", por lo que sí hubo un acceso al global de las preguntas de los integrantes, aunque no se pudieran tomar notas.

A partir de ahí, el lápiz de memoria volvió a la caja fuerte hasta que se llevó a la imprenta por parte del presidente y del secretario "quedando custodiados los ejemplares, una vez precintados y firmados, en la propia imprenta" y su traducción al valenciano se realizó "por personal de la Conselleria de Educació que tienen compromiso de confidencialidad".

Los opositores organizados en esta plataforma pidieron la anulación después de revisar los resultados provisionales de la prueba y comprobar que pese a que solo el 26 % de los 3.120 presentados había aprobado, las once primeras notas distaban, con mucho, de la media del resto: La primera nota equivalía a un 9,4 sobre 10, por ejemplo.

Además, denuncian que entre esas once primeras personas "una característica común es que están vinculados por razón familiar, sentimental o de amistad a cargos del hospital".