Sin fumata. Ni blanca, ni negra, ni arcoíris. El tripartito continúa jugando con la paciencia de la ciudadanía, si es que a estas alturas a alguien le interesa el qué o el cómo (el programa y la estructura interna) del nuevo gobierno.

Después de doce días desde el inicio de la negociación entre PSPV, Compromís y Unides Podem, y después de dos últimas jornadas interminables (de nueve horas la primera y once, la segunda), la discusión está más o menos como estaba la noche del viernes: el nuevo Consell tripartito será de doce carteras (Presidencia incluida), pero no hay acuerdo sobre el traspaso de competencias para crear los nuevos departamentos y configurar un nuevo equilibrio en un ejecutivo con seis departamentos de los socialistas, cuatro de la coalición valencianista y dos de la marca morada.

Más de 50 horas reunidos

El resumen del bloqueo no es demasiado complicado: el PSPV en las elecciones del 28 de abril y que es el partido más votado, Compromís necesita que se note lo menos posible en la distribución de áreas su retroceso (escaso) en las urnas y Unides Podem intenta sacar la mayor tajada posible del hecho de que sus ocho diputados (tenían 13) son fundamentales para la mayoría de la izquierda. Así que en este momento, tras estar reunidos durante más de 50 horas en diferentes días, todos creen que ya han cedido demasiado y que el de al lado sale beneficiado de lo que hay sobre la mesa. El resultado: bloqueo.

Ahora el argumento del programa ya no vale, porque está cerrado. La discusión está en las áreas, los despachos que pretende cada organización política. Lo previsible es que la situación se desatasque esta mañana, pero de momento el atasco ya ha supuesto la cancelación del acto formal de firma que tenían previsto hoy en Alicante y para el que ayer al mediodía pidieron autorización de forma apresurada al ayuntamiento (del PP), porque el objetivo era realizarlo en el Castillo de Santa Bárbara.

Claro, a la hora de comer, ayer, el pacto final parecía a una distancia de un paso. Cosa de una hora, auguraba algún negociador socialista. Pero se produjeron dos hechos fuera de la mesa de consecuencias desconcertantes.

El president, Ximo Puig unos minutos por la mañana en el Palau con la vicepresidenta y líder de Compromís, CompromísMónica Oltra, pero sorprendentemente no para hablar del acuerdo de gobierno, según fuentes de ambas partes. Quizá porque él lo daba por hecho a esas alturas. Quizá porque ella esperaba que él tomara la iniciativa.

Después, en el parón de la negociación para la comida, Oltra se reunía con los representantes de su formación. Y la cuestión es que, al reanudar la sesión, el acuerdo que algunos veían cerca se volvía a alejar. Las cuestiones calientes son de detalle, pero el equilibrio no llega. Ni entre los tres socios (presuntos), ni el interno en Compromís entre Iniciativa, Bloc y Els Verds.

La coalición rechaza ceder nada de Igualdad (los socialistas quieren recuperar el Institut de la Dona), a pesar de que sobre la mesa hay una solución transaccional. Tampoco acepta perder nada de Medio Ambiente, cuando el diseño de Consell que manejan en la negociación es unir Cambio Climático con Vivienda, que cedería el PSPV, para crear la principal cartera morada. Y rechaza también fraccionar una parte de Cultura. Alega que ya cede Universidad y Ciencia para la nueva conselleria socialista.

La primera de las tres competencias citadas afectaría a Iniciativa, la segunda a Els Verds y la tercera, al Bloc. Cada uno defiende lo suyo en la mesa y esta situación acabó de soliviantar los ánimos ayer del resto.

Tras una tarde improductiva, con una hora larga de receso para que los negociadores de Compromís parlamentaran, y una hora antes de lo previsto, la negociación explotaba. «No puede ser la dictadura de la minoría», manifestaba un miembro de la comisión del PSPV.

«Hay momentos en que es mejor parar y darse un tiempo», comentaba un representante de la coalición de Oltra. De momento, exhibe que puede tener el control de los tiempos.

La vicepresidenta ya había dado pistas de la tensión a primera hora de la mañana, al asegurar en Corts que eran los únicos generosos. Su tesis es que Compromís pasa de cinco a cuatro conselleries al quedarse Unides Podem lo que ahora es Transparencia (Calidad Democrática se llamará, si hay pacto).

Los socialistas pasan de cinco a seis para no tener menos áreas que los otros dos socios juntos, lo que sería un foco de inestabilidad, y ceden Vivienda para la segunda cartera de los morados. Es un departamento con 300 millones de presupuesto, alegan, frente a los 52 de Transparencia, y Compromís es la cuarta fuerza hoy en día.

Este es el panorama para hoy, a 24 horas de votar la investidura de Puig . Tal vez escampe hoy. O tal vez la tormenta estalle.