El Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) cifra en 1,1 º C el incremento medio de la temperatura superficial del agua para todo el Mediterráneo entre enero de 1982 y mayo de 2019, aunque el aumento ha sido superior en la zona entre Baleares, Cataluña y la Comunitat Valenciana. Los investigadores sitúan el incremento entre el 1,25 º C y 1,50 º C para todo el golfo de València. Por meses, en marzo se ha registrado una temperatura superior a la media de las últimas cuatro décadas (0,6), que baja ligeramente en abril (0,3) para alcanzar un registro negativo en mayo en muchas zonas (-o,3).
«Los datos sirven como confirmación del cambio climático, y aunque había estudios que hablaban de que la temperatura del agua del mar iría subiendo y bajando, lo cierto es que el descenso no aparece y la subida es importante», apunta Francisco Pastor, físico e investigador del CEAM.
El problema es que los océanos acumulan mucha más energía que la atmósfera, tal como explica Pastor y aunque pararan en estos momentos las emisiones de gases de efecto invernadero, el Mediterráneo no reaccionaría enseguida. ¿Qué podría pasar dentro de diez años si se mantuviera este aumento? Pastor advierte que es aventurado cualquier predicción. «El calentamiento provoca lluvias torrenciales, que a su vez enfrían el agua del mar, por lo que todo se complica mucho», señala.
Ya en los seguimientos, la temperatura superficial media del Mediterráneo en las dos primeras semanas de diciembre se situó por encima de los valores medios climáticos (0,5). Algo que se repitió en enero y febrero, donde se superaron las medias, con los máximos registrados en la segunda semana de febrero y «donde persiste la anomalía de TSM positiva entre las Islas Baleares y la costa este de España». Entre enero de 1982 y febrero de 2019 para la serie temporal diaria media desestacionalizada se aprecia un incremento acumulado de 1,2 º C.
