Ximo Puig se ha abrazado a Mónica Oltra al acabar su discurso de menos de una hora. Que no ha sido lo más importante, qué se le va a hacer, en esta mañana ajetreada, en la que se ha llegado deprisa y corriendo a un acuerdo de mínimos que a estas alturas se está detallando y que será firmado esta tarde en Alicante.

Puig ha acabado y la sesión se investidura se ha pospuesto hasta mañana. Da cuenta de hasta dónde ha llegado el desacuerdo entre PSPV, Compromís y Podemos. Nunca se había experimentado algo así.

Un encuentro a las 9.15 horas en el Palau de la Generalitat, para el que se citaron anoche en conversaciones telefónicas separadas, ha sido el desengrasante final para un acuerdo que no llegaba después de casi quince días de conversaciones alargadas hasta altas horas de la noche. Con ese pacto de mínimos, llegaban los tres protagonistas (Puig. Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau) por separado a las diez a las Corts.

El discurso de Puig no ha sido de grandes anuncios. Ha sido un discurso de valores, asentado en las raíces de la izquierda, en los cimientos donde se encuentran cómodos los tres partidos del nuevo Consell. Un discurso sobre los ejes de la economía (sostenible y no precarizante), la igualdad y la calidad democrática. Un discurso contra la recentralización y en el que ha dejado claro que la financiación autonómica "es y será guía y norte y prioridad absoluta del gobierno".

Un discurso en el que ha subrayado el camino propio valenciano que lo distingue (no lo ha explicitado) de los territorios con proyectos secesionistas. Un discurso en el que ha defendido la diversidad (liderará un gobierno a tres) como valor que "suma" y ha defendido que gobernará "para todos los valencianos".

Puig ha hablado de empleo digno, de que la única salida es crecer innovando, de que ya no hay excusa para no preservar el planeta, porque "crecer sin respetar el medio ambiente es suicida", y de que esta ha de ser "la legislatura de la Formación Profesional". Ha hablado de despoblación, de acciones contra "el terrorismo machista", de igualdad laboral contra la brecha salarial.

El único candidato a presidir la Generalitat ha dedicado la fase final de su intervención a la defensa de los acuerdos y los consensos, porque "pactar no es traicionar" y "la democracia es geometría, no es teología". Ha acabado con una defensa de la moderación frente a la política de la confrontación y la desconfianza, que ha calificado de "trampas antidemocráticas".