La dura negociación y rencillas antiguas que no dejan de aflorar a la mínima ocasión provocaron ayer tensión verbal y también en los gestos. Las Corts cerró por la mañana la segunda tanda de consultas con el presidente, Enric Morera, previas a la investidura de Ximo Puig mañana y hubo bofetones dialécticos entre los socios. Abrió la veda el portavoz de Unides Podem que dejó en el aire el apoyo de su coalición a la investidura y se declaró preocupado por los tiempos que empiezan a correr ya en contra del tripartito. Vino a decir que en las negociaciones no se estaba siendo proporcional con su coalición, que ha sacado ocho diputados, y dijo que en este momento no daría el sí a Puig.

Le siguió Mónica Oltra, con gesto serio y respuestas cortas. Señaló que solo Compromís actúa con generosidad, lo que era una crítica al resto de partido. La coalición es la única que ha aceptado perder representación en el nuevo Consell con una cartera menos que iría a parar a Podemos. Por eso, Oltra pone en valor esa decisión sin citarla y sostiene que la generosidad se predica con el ejemplo.

Además, el síndic, Fran Ferri, remató que a Puig no le importa en absoluto la opinión de la coalición cuando le preguntaron si el pleno de toma de posesión se celebrará en domingo, como quiere el PSPV y critica Podemos. Y remató el portavoz del PSPV, Manolo Mata que replicó a Oltra que que cuestiones como la generosidad deben hacerse «con total discreción». Para rebajar la tensión de las negociaciones de las últimas horas, Mata asegura que esto no es nada comparado con los cuatro años y las negociaciones sobre los Presupuestos y leyes importantes.

El dirigente socialista también confirmó (en contra de la opinión de Podemos) que la toma de posesión de Ximo Puig será el domingo pues el coste para las Corts es «marginal» y con ese acto, los valencianos que no trabajen ese día tendrán la posibilidad de visitar el Parlamento valenciano y el Palau de la Generalitat.