El final abrupto de la sesión de negociaciones del nuevo Consell la noche de ayer tuvo como consecuencia la ausencia de los consellers de Compromís que había convocado el jefe del ejecutivo, Ximo Puig, con los miembros del gabinete.

Es la evidencia más clara de la tensión con que se ha llegado al minuto final antes de la investidura de Puig en las Corts, prevista para mañana.

Los platos de Mónica Oltra, Vicent Marzà, Vicent Climent, Manuel Alcaraz y la independiente designada por Compromís Elena Cebrián quedaron sobre la mesa.

El desacuerdo sobre las últimas cesiones de competencias para completar los nuevos departamentos de Unides Podem y acabar de configurar el Consell se produjo durante la tarde de ayer, después de que durante la mañana los negociadores dejaran prácticamente cerrado un acuerdo. Tras un encuentro de los representantes de la coalición con Oltra, la situación cambió.

La líder de Compromís ya había dicho por la mañana que los únicos a los que parecía que se pedía generosidad eran ellos. Para los negociadores de los otros partidos, lo que se vio en la mesa fueron las tensiones internas entre los partidos de Compromís sobre las áreas a ceder: ninguno quiere perder nada de su parte. Las negociaciones se han retomado esta mañana en la sede de los socialistas.

Anoche se perdieron el gazpacho con fresas, la tosta con verduras, el pescado de plato principal y la tarta con frutas del bosque. Sin carne.