La investidura en dos fases empezó a tomar forma el martes por la mañana. Las negociaciones no avanzaban, el desencuentro entre los partidos de izquierda crecía y la posibilidad de llegar sin acuerdo a la sesión de votación del presidente aparecía en el horizonte cada vez con más certeza.
Pero la idea del presidente de las Corts, Enric Morera era, ese día, que el pleno se celebrara en una sola jornada, con debate y votación, como ha sido costumbre desde la instauración del autogobierno. Así lo querían los socialistas, le parecía bien a Podemos y lo preveían los grupos de la oposición, que daban por hecho que se produciría el acuerdo.
Pero no la vicepresidenta, Mónica Oltra, que el lunes a mediodía había compartido mesa y mantel con los negociadores de la coalición y esa tarde, el pacto a tres del Botànic, que parecía encarrilado, saltaba por los aires.
Comenzaba la liturgia de la ruptura, la tensión previa al acuerdo final anunciado ayer por la mañana y la operación para retrasar una investidura que Puig y los socialistas querían inicialmente en un solo acto.
Morera recibió ese día muchas llamadas. De los suyos, que preferían una suspensión del pleno en cuanto hablara el candidato, y de los socialistas, que le advertían que en caso de suspender el pleno se trataba de una decisión partidista que beneficiaba únicamente a Compromís. Morera aseguraba esa tarde que su único objetivo era que la investidura prosperara.
La falta de acuerdo abocaba ya el martes por la noche a la suspensión del pleno, lo que finalmente se decidió ayer por la mañana en el encuentro a tres bandas que Ximo Puig, Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau celebraron en el Palau de la Generalitat para desencallar el acuerdo. Una hora después de comenzado el pleno, Morera anunciaba la suspensión para dar tiempo a que por la tarde se firmara el Botànic II.
El anuncio de la suspensión
No pasó desapercibido que fuera la propia Oltra la que anunciara ayer a su llegada a las Corts poco antes de las diez de la mañana que el pleno se iba a suspender. Lo anunció con normalidad, aunque es un hecho excepcional porque nunca antes se ha producido.
Con todo, las prerrogativas permiten a Morera suspender la investidura y retomarla 24 horas después, una disposición perfectamente legal que figura en el reglamento de las Corts y que tiene como objetivo la búsqueda de acuerdos de gobierno, pero que nunca hasta ahora había sido necesario utilizar.
Fuentes de la cámara señalaron que no hay precedentes de una sesión de investidura valenciana en dos jornadas, aunque sí en las Cortes Generales, que han realizado plenos de investiduras partidos. Es algo usual en los parlamentos porque se permite un tiempo extra a los negociadores, como en el caso valenciano, cuando quedaron encalladas el martes por la noche y se logró un tiempo extra crucial para que el Botànic «in extremis» alcanzara el pacto. Con todo, los partidos de la oposición criticaron ayer la decisión de Morera por partidista.
La síndica del PPCV, Isabel Bonig lo que consideró una «claudicación» de las Corts «al servicio de las izquierdas» tras el aplazamiento de la investidura para que el «nuevo pacto de los sillones» pueda hacerse antes la foto de gobierno.
Sin consultar a la junta de síndics
Bonig mostró su «total y absoluto» rechazo a este aplazamiento por parte de Morera, que de forma «unilateral» y sin consultarlo en la Mesa ni a los portavoces anuncia la suspensión para que el nuevo Botànic se haga una foto ante la «desconfianza» de sus tres socios.
El síndic de Ciudadanos, Toni Cantó, también coincidió en el calificativo. Dijo que es una «vergüenza» que haya que esperar 24 horas para que el tripartito «se haga una foto». «Es vergonzoso cómo se ha llevado a cabo este acuerdo, el mercadeo de consellerias y agencias y cómo se va a escenificar, retrasando 24 horas el debate que se debía haber hecho hoy, y la votación por una fotito».
La portavoz de Vox en Les Corts Valencianes, calificó lo ocurrido de «espectáculo bochornoso y vergonzoso» de la izquierda por haber suspendido el pleno y anunció que votarán en contra de la reeleción de Puig como presidente porque representa a un gobierno que son «los principales generadores de discriminación».
