El número de ejemplares de tortuga boba (caretta caretta) rescatadas ha experimentado un "espectacular incremento", con 126 animales recuperados el año pasado frente a los 72 del anterior, gracias a la implicación de los percadores profesionales.

La Conselleria de Agricultura ha puesto en valor este viernes, con motivo del Día Mundial de las Tortugas Marinas que se celebra el domingo, que "existe más sensibilización respecto a la necesidad de conservar nuestros ecosistemas y las especies que en ellos habitan", ha indicado Global Nature en un comunicado.

Un "buen ejemplo es el espectacular incremento" de ejemplares de tortuga boba entregadas el año pasado en la conselleria. Global Nature ha agradecido la "labor que, en este caso, realizan los pescadores profesionales de la Comunitat, ya que su implicación y compromiso es la clave del éxito".

El proceso de recuperación arranca en el momento que una tortuga marina es atrapada por las artes de pesca de manera accidental. Entonces, los pescadores avisan de su captura al teléfono de emergencias 112 o lo comunican a sus cofradías por sus emisoras para indicar la hora de llegada a puerto del barco con el animal.

En ese momento, entra en juego la Universitat de València, entidad que coordina la Red de Varamientos de la Comunitat, que activa el protocolo de recogida del animal. El responsable es el personal del Centro de Recuperación de Fauna La Granja de El Saler, dependiente de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Cambio Climático, que se acerca al puerto y se lleva el ejemplar.

A partir de ahí, las tortugas son trasladadas al Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar (ARCA del Mar) del Oceanogràfic, especializado en la acogida y recuperación de este tipo de animales marinos. Allí, los veterinarios les realizan las pruebas pertinentes para determinar su tratamiento y devolver la tortuga al mar en el menor tiempo posible.

Una vez los ejemplares se encuentran en perfecto estado de salud para regresar al mar son liberados. En "numerosas" ocasiones, esta acción se realiza ante grupos de escolares como parte de la labor de concienciación con las generaciones más jóvenes que, además, participan en voluntariados medioambientales, como las limpiezas en playas donde estos animales hacen sus nidos.

Gracias a esta forma de trabajar, y al aumento de cofradías de pescadores colaboradoras en estas labores, el pasado año el aumento de ejemplares de tortuga boba entregadas a la Conselleria fue "espectacular": hasta 126 cuando en 2017 fueron 72 ejemplares.

"Este incremento es muy positivo y se debe a que han sido muchas las cofradías que se han unido a esta labor", ha resaltado Global Natura, antes de explicar que Benicarló y Peñíscola han sido las que más han entregado, con 21 y 19 ejemplares, respectivamente.

ACCIONES DE CONCIENCIACIÓN

Detrás hay un trabajo de concienciación importante de Xaloc, la Fundación Global Nature y el Parador de El Saler. Desde hace cuatro años, además, se homenajea a los pescadores para poner en valor su trabajo, a través de los 'Premios pescadores responsables' que se celebran dentro del programa de conservación de tortugas marinas de la Conselleria.

Durante estos años Xaloc, la Fundación Global Nature y el Parador de El Saler han realizado diferentes actividades para promover la conservación de las tortugas marinas. En concreto, se han realizado tres acciones.

Por un lado, se ha lanzado una campaña de mircoplásticos, que afectan a las tortugas marinas. Esta ha consistido en la limpieza de playa, un estudio con la Universitat de València y en la edición de un vídeo que lleva más de 65.000 reproducciones en redes sociales.

En la misma línea, se editó material divulgativo, un cartel y un vídeo de alerta en el caso que se encontrara una tortuga marina desovando en las playas. Y, por último, junto con el CSIC, la Conselleria de Agricultura, medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural y la Universitat de València, se instalaron unos termómetros en ocho playas valencianas para registrar la temperatura durante ocho meses y así estudiar la calidad de las posibles zonas de puesta de tortugas marinas.