La tasa bruta de natalidad de la Comunitat Valenciana cayó en 2018 según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 7,66 nacimientos por cada 1.000 habitantes, el nivel más bajo en los últimos 43 años. Este podría ser el peor registro en 120 años, pues ni durante la Guerra Civil ni tampoco en los años más duros de la Posguerra la tasa bruta de natalidad fue tan ínfima. En 1939 vinieron al mundo en tierras valencianas unos 13,19 niños por cada mil habitantes, casi la mitad que ahora, y en 1940 más del doble que en la actualidad con 16,81 nacimientos por cada mil vecinos.

En 1975, la tasa de natalidad valenciana estaba en 19,6 nacimientos por cada mil habitantes. En la última década, desde 2008 hasta ahora, que reúne los peores años de la crisis, la reducción se ha acelerado al pasar de 11,5 nacimientos a 7,66 por cada mil habitantes, un tercio menos.

Este acusado descenso de la natalidad, junto al envejecimiento de la población debido al aumento de la esperanza de vida (desde hace dos décadas en la pirámide de edad valenciana hay más jubilados que menores de 16 años), hace que desde 2015 las muertes superen a los nacimientos en la Comunitat.

El saldo vegetativo negativo fue de 901 fallecimientos más que nacimientos en 2015 y desde entonces no ha hecho más que aumentar. En 2017 hubo 4.486 muertes por encima de los nacimientos, y el año pasado 7.417. Si no fuera por los saldos migratorios favorables (llega más gente de la que se va), la Comunitat perdería población.

De hecho, en 2018, tras un lustro por debajo de los cinco millones, la población valenciana volvió a superar esta barrera al llegar a 5.000.868 habitantes. El padrón ganó 37.165 vecinos gracias al aumento del 5,5 % de la colonia extranjera. En 2018 nacieron en la Comunitat 37.906 niños, apenas mil más que en 1940 cuando la población valenciana no era ni la mitad que ahora. En una década los nacimientos se han reducido en una tercera parte, y entre 2017 y 2018 caen un 5,98 % al registrarse 2.412 menos. El descenso medio en España fue del 6,1 %.

Que la natalidad valenciana siga rompiendo todos sus registros a la baja no es una sorpresa para los demógrafos y sociólogos de la Universitat de València. El año pasado el profesor Carles Simó ya advertía en declaraciones a Levante-EMV que la próxima década aún descenderá más. Un primer motivo de ello es que siguen sin darse las condiciones sociolaborales idóneas para que los jóvenes tengan hijos, al no haber llegado aún la recuperación económica a este grupo de edad.

Cada vez más madres a los 40

Este problema coyuntural agrava el declive continuado de la natalidad en la transición demográfica de los países occidentales hacia sociedades cada vez más envejecidas. La combinación de tres fenómenos desencadena una tormenta perfecta sobre la natalidad. El primero es que por razones socioeconómicas y culturales las mujeres retrasan cada vez más la edad a la maternidad (más de cinco años y medio en cuatro décadas). De hecho uno de cada diez nacimientos ya son de madres de más de 40 años, algo que en 1975 era excepcional.

En segundo lugar está la disminución del número medio de hijos por mujer que mide el Indicador Sintético de Fecundidad. No ha parado de bajar desde 2008 y ya es de 1,25 hijos por mujer. El tercer factor es obvio: Las poblaciones envejecidas tienen cada vez menos mujeres en edad fértil.

Todo este marco general se ha visto empeorado porque ahora llegan a la edad de tener hijos las reducidas cohortes de población nacidas durante la profunda crisis de la natalidad que padeció España en la segunda mitad de los años 80 y la década de los 90 como consecuencia de la reconversión industrial, que generó enormes tasas de paro entre los jóvenes. Esto hizo que el Indicador Sintético de Fecundidad cayera a promedios que nunca se habían hasta entonces en ningún país con 1,13 hijos por mujer en 1998. Así pues, las generaciones nacidas entre 1985 y 1998, que ahora tienen entre 21 y 34 años, son las más reducidas de las últimas cuatro décadas.