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Entrevista

Elena Cebrián: "Pido que no se banalice la emergencia climática y se dote de presupuesto"

Se va con un sabor agridulce y defendiendo «otra forma de hacer política»

Elena Cebrián: "Pido que no se banalice la emergencia climática y se dote de presupuesto"

Elena Cebrián (València, 1970) se confiesa una mujer solidaria, amante del territorio y las montañas valencianas desde pequeña. Mientras se toma unas semanas para reorganizar su vida y pasear en bicicleta, ya ha pedido su incorporación al cuerpo de ingenieros agrónomos del Estado, perteneciente al Ministerio de Agricultura. Asegura que se va satisfecha por la labor desempeñada, pese a que en su despedida desveló «amenazas, insultos y coacciones» en su etapa de consellera que después no quiso concretar. Aunque no cierra la puerta a seguir dedicada a la cosa pública en el ámbito estatal, dada su trayectoria y su amplísima formación técnica, reivindica «el respeto y otra forma de hacer política».

¿Cuál es su balance de estos últimos cuatro años?

Cuando llegamos en 2015 había que construir prácticamente la conselleria, porque cada pieza era independiente. Agricultura iba por un sitio, Medio Ambiente por otro, por lo que tuvimos que unir equipos que funcionaban por separado. Me voy con la sensación de haber marcado líneas muy importantes, pero ahora necesitan consolidarse los complejos procedimientos administrativos. Y, sobre todo, falta personal.

Ha sido una queja recurrente durante el mandato pasado.

Sí, pero muy cierta. Me he peleado mucho con Hacienda por eso. De ahí el sabor agridulce con el que me marcho. Hemos avanzado en la gestión de los residuos, en cambio climático, en la política de prevención de incendios ligada a la gestión forestal, en la protección de la biodiversidad y en los parques naturales. En esta legislatura que ahora arranca lo que corresponde es consolidar y acabar todas los renovaciones de Planes de Ordenación del Territorio o los Planes de Usos y Gestión de los Parques Naturales, por ejemplo.

En la cuestión de los residuos dicen que el Partido Popular no había hecho nada.

Hubo que atender a muchas urgencias, entre ellas esa. Pero también tuvimos que tranquilizar en la cuestión del agua, no entrar en guerras o en ataques entre unas comunidades y otras, pensando sobre todo en que vamos a unos escenarios muy complicados por la escasez hídrica.

Si le hubieran pedido que se quedara, ¿habría accedido?

A lo mejor sí desde un punto de vista profesional, pero el hecho de no continuar ha sido una decisión personal. Ha habido una parte de reflexión, y una necesidad de descansar. Si hubiera querido continuar, lo hubiera hecho. No soy de extremos pero sé el papel que he jugado y mi perfil, lo que he aportado, pero creo que esta que se abría era otra etapa, otro momento político. No es un secreto que los problemas internos han sido difíciles de llevar. A mí me gusta trabajar en equipo, con mucha calma y lealtad, con buena relación y eso lo he sufrido muchísimo.

Se refiere a lo de Julià Álvaro que acabó con la destitución del secretario autonómico tras varios desencuentros, supongo.

Lo que ocurrió fue duro, porque el esfuerzo inicial fue grande y yo eso siempre se lo he reconocido.

Llevaron a cabo la reorganización de Vaersa y el saneamiento de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales.

Sí, algo muy difícil por las inercias que llevaban ambos entes. Eso fue agotador. Espero que en este momento que se da tanta importancia a la emergencia climática se tome conciencia de que el agua y su reutilización es algo fundamental. Nosotros limpiamos toda la maquinaria interna para darle transparencia y que la gente confiara en los propios técnicos. He luchado y lo he peleado, pero está todo muy limitado por las normas de austeridad y la falta de financiación. El no haberlo conseguido es parte de mi frustración.

¿Qué se encontrará la nueva consellera Mireia Mollà?

He hecho el primer relevo en una carrera muy difícil, porque venía sin entrenar, sin equipo y casi sin saber dónde tenía que correr. Paso el testigo sabiendo dónde estamos.

La Unesco designó al Alto Turia y el Valle del Cabriel como reservas de la Biosfera, queda pendiente la de l'Albufera.

Con l'Albufera hemos hecho lo previo y lo necesario, con pasos como los de regular el régimen jurídico, o el control de las compuertas del agua por sentencia judicial, pero Unesco es muy exigente.

Dicen que no pudo contener las lágrimas cuando Oltra no les permitió ir a la despedida organizada por Puig.

Entiendo que era un momento donde se estaba en plena negociación, en una situación muy difícil y crítica, donde hay que saber también cómo utilizar la presión. Me dio pena porque yo creía que había que separar eso de lo que habían sido cuatro años de muy buen ambiente y compañerismo. Sigo siendo la persona sensible que era.

Le han cambiado hasta el nombre a la conselleria.

Sí, pero lo que pido es que no se banalice el término Emergencia Climática. El gran reto es el refuerzo de los equipos, tanto en agricultura como en medio ambiente, plasmar en medidas claras lo que significa luchar contra el cambio climático y dotarlo de presupuesto. Sin olvidar las políticas ambientales y sociales, que no se pueden separar del debate. No puede ser una frase que queda muy bien.

¿Le ha sorprendido lo de la Arquitectura Bioclimática?

No sé si es suficientemente amplio para definir una conselleria.

Se marcha con el proyecto de Intu Mediterrani a la espera.

Intu ha de pasar un procedimiento, porque impacta ambientalmente en todo el territorio. Se ha cumplido escrupulosamente la ley y se le ha dado una oportunidad para que rectificara las deficiencias del primer proyecto. La evaluación de impacto ambiental aún no ha comenzado. Hemos de velar por el interés general y ambiental, porque es lo que nos salvaguarda el futuro.

¿Qué hacemos con el negacionista de Donald Trump?

Contra Trump, más Europa.

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