El economista ambiental y profesor de investigación Unai Pascual (Vitoria, 1973) es el único español entre los 145 expertos de 150 países que han elaborado el informe global más completo sobre biodiversidad.

El documento concluye que un millón de especies está en riesgo de extinción. ¿La Tierra está en una situación límite?

El informe confirma con datos de los últimos 50 años y el análisis de 15.000 trabajos científicos que el hecho de que se puedan perder un millón de especies en las próximas décadas es muy preocupante y refleja que lo que estamos haciendo con el planeta es insostenible. Se habla mucho del cambio climático, pero hay otras emergencias ambientales y esta es una de ellas, a la que el público presta menos atención.

¿La pérdida global de biodiversidad y el cambio climático son dos caras de la misma moneda?

Los dos van de la mano, no son procesos independientes, el calentamiento global hace que se pierdan muchas especies porque es un multiplicador de los efectos de otras variables, como es el cambio de los ecosistemas. Cuando varias variables se juntan, la pérdida de la biodiversidad se acelera. Para tratar de atajar una, hay que atajar el otro. Hay que poner de relieve que el cambio climático acelera la pérdida de la biodiversidad, son dos procesos que hay que atajar de manera conjunta.

De ese millón de especies en peligro, ¿cuántos son animales?

El informe dice que el 10% de los insectos están en peligro de extinción, es decir, medio millón de insectos; el otro medio millón son animales y plantas, que son un 25% de animales y plantas en riesgo, y es que hay muchos más insectos en el planeta.

¿Se han quedado cortos en la cifra de un millón de especies en peligro? ¿O es alarmismo?

No es alarmismo, es la radiografía real, los científicos generamos fotos de la realidad y tratamos de analizarlas. Si ponemos el foco en que es una luz roja que se enciende, debería servir para establecer políticas más activas a la hora de la conservación de la biodiversidad. No es alarmismo en el sentido de pensar que es demasiado tarde, estamos a tiempo hacer muchas cosas, de atajar una parte importante de esta pérdida en las próximas décadas, pero la ventana de oportunidad es pequeña y, según pasa el tiempo, se reduce.

¿La situación es irreversible? ¿El planeta ya solo puede ir a peor?

Hay que tener en cuenta que una vez que las especies se pierden, es para siempre, no se pueden recuperar. Podemos frenar la pérdida, no podemos crear biodiversidad, lo más probable es que en las próximas décadas se siga perdiendo mucha biodiversidad porque parar o frenar o desviar el rumbo del sistema socioeconómico mundial es muy complejo y lleva mucho tiempo, lo que podemos tratar de hacer es minimizar los daños, prever lo que va a pasar si no cambiamos el rumbo.

¿Quién tiene la culpa de la situación a la que ha llegado la Tierra?

Es una responsabilidad colectiva, compartida por todos los actores sociales, gobiernos, empresas, ciudadanos, pero diferenciada, hay diferentes grados, aquellos actores que tienen mayor responsabilidad son los que directamente se benefician más del cambio de uso de la tierra, como por ejemplo los actores económicos y empresariales responsables de implantar un sistema, interesados en el desarrollo de una agricultura intensiva, homogeneizadora del sistema, que se carga toda la biodiversidad terrestre, que se benefician e incentivan esta agricultura insostenible.

¿Qué deben hacer los gobiernos para dar la vuelta a la preocupante situación del planeta?

Los gobiernos tienen una gran responsabilidad porque son los que pueden regular el uso de la Tierra, no solo a la hora de restringir o decidir los tipos de tecnología que se pueden usar, sino proteger al ciudadano ante la pérdida de biodiversidad, tienen que implantar políticas públicas más atrevidas a la hora de la defensa de la biodiversidad.

¿España cómo se está comportando? ¿Se deja llevar?

En Europa existen normativas para la conservación de la biodiversidad, por ejemplo, utilizando espacios protegidos, pero la biodiversidad no solo se restringe a eso, existe en todos los hábitats y muchos no están protegidos. No es responsabilidad únicamente del Ministerio de Transición Ecológica, es la punta de lanza pero tiene que ser en todos los países, en todos los gobiernos, tienen que estar alienados todos los ministerios para tener en cuenta que cualquier actividad que promueven, ya sea el turismo, la industria, la energía o la agricultura, tiene un impacto sobre el medio natural y sobre la biodiversidad.

Hablamos de un frente común, no solo de la administración española.

La defensa de la Tierra no puede quedarse en manos de un ministerio, es una responsabilidad compartida por todas las carteras, y esto es algo que todavía no está presente en prácticamente ningún país. Esa idea de que las decisiones políticas o legales tengan impacto directo sobre el uso de la Tierra no está interiorizado en los gobiernos, y en España tampoco, por supuesto.

Cuando escucha hablar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con menosprecio e incluso burla del medio ambiente, ¿qué opinión le merece?

Existen intereses económicos muy importantes para que las cosas no cambien. Trump entiende que, para preservar los intereses comerciales de EE UU, no le interesa cambiar los tipos de política multilaterales a nivel mundial que puedan generar una defensa de los bienes comunes, como es el medio ambiente, porque piensa, de forma completamente equivocada, que la defensa del medio ambiente o protegernos del cambio climático puede implicar la pérdida de competitividad en la industria, pero es un pensamiento muy trasnochado.

Importa más los beneficios económicos que las personas.

Estados Unidos está poniendo el interés comercial por encima de la vida, de la naturaleza, del impacto en la salud de las personas. Ponen por delante los intereses comerciales, normalmente privados, por el que se benefician sectores concretos, y no el beneficio social, como la defensa del medio ambiente y generar políticas públicas para conservar la biodiversidad. Esto generaría beneficios que se pueden compartir por la población mundial pero parece que eso no interesa, priman los intereses comerciales geoestratégicos por encima de sociabilizar los beneficios para toda la humanidad. Trump pasará a la historia de forma vergonzante.

¿Los ciudadanos qué podemos hacer?

Muchísimo, ser responsables de los hábitos, de lo que hacemos en el día a día. No solo somos consumidores, también agentes políticos en el día a día y podemos influir en qué tipo de políticas se diseñan mediante una participación social más activa.