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Organigrama

El tripartito perfila un Consell con 130 altos cargos, 25 más que en el anterior

PSPV, Compromís y Unides Podem apalabran una estructura de 60 direcciones generales sin contar las de Puig y Oltra

Puig, Oltra y Martínez Dalmau, dispuestos en las Corts como presidente y vicepresidentes del Consell. efe / försterling

Las conversaciones políticas para terminar la arquitectura del Consell están avanzadas y el resultado final, si no hay cambios en el último momento en el escalón que falta por atar, es una estructura que rozará los 130 altos cargos. La cifra incluye desde el president de la Generalitat y el resto de consellers a los secretarios autonómicos, directores generales y subsecretarios. En la legislatura anterior estos puestos sumaban un total de 105. No obstante, el Gobierno actual de PSPV, Compromís y Unides Podem cuenta con dos departamentos más (12) que el del primer Botànic.

Los negociadores de las tres formaciones han mantenido contactos en los últimos días, que deben fructificar en un acuerdo hoy, cuando tienen previsto juntarse alrededor de una mesa. Como la semana anterior, el posible consenso se producirá la víspera del pleno del Consell en el que deben producirse ya nombramientos de directores generales.

Este es el nivel de la estructura del Consell que está ahora en debate, después de que la semana pasada se aprobara un total de 30 secretarías autonómicas distribuidas entre las doce áreas del ejecutivo. Los representantes de PSPV, Compromís y Unides Podem han apalabrado en las últimas horas que el escalón inferior, el de las direcciones generales, cuente con entre 58 y 60 plazas entre diez conselleries, dejando al margen Presidencia y Vicepresidencia, según las diversas fuentes consultadas por este diario. Los departamentos de Ximo Puig y Mónica Oltra sumaban en el gobierno anterior quince direcciones generales entre ambos. Si se añaden a la cuenta los subsecretarios (12, uno por cada cartera), el resultado definitivo es de cerca de 130 altos cargos. Ello, queda dicho, a la espera de que se concrete el número de direcciones generales de Puig y Oltra.

Para comparar, la estructura del ejecutivo anterior de PSPV y Compromís era de 10 consellers (incluido el president), 22 secretarías autonómicas, 63 direcciones generales y 10 subsecretarios. En total, 105. De esta manera, el aumento de dos conselleries en el nuevo Botànic tripartito conllevará que haya 25 altos cargos más.

La media por departamento crece, pero ligeramente. Se pasa de 10,5 altos cargos en la legislatura 2015-2019 a 10,8 en la actual.

De nuevo, la mayor presencia de direcciones generales se producirá en los mismos departamentos. Hacienda y Educación, que tenían ocho y nueve en la anterior etapa, se moverán en cifras parecidas, según las fuentes consultadas. Lo mismo puede decirse de Sanidad (tenía siete), Agricultura y Medio Ambiente (podría subir alguna dirección sobre las seis que tenía) y Economía (siete).

Más asesores

Está por ver qué ocurre con la población de asesores. De momento, rige el decreto de octubre de 2015 de los actuales mandatarios, que impuso un límite de 74 contratados de libre designación como personal de confianza. Entonces se fijó que cada conseller contara con tres (jefe de gabinete, responsable de prensa y coordinador de asuntos parlamentarios) más uno por cada secretaría autonómica. De ese esquema quedaban exentos el presidente y la vicepresidenta, que entre ambos sumaron casi 40 al final de legislatura, momento en el que se acercaron al límite reglamentario marcado, con un total de 73.

La experiencia de cuatro años ha llevado a los gestores del Consell a lamentar en más de una ocasión la falta de músculo y materia gris para desarrollar todas las políticas necesarias. El incremento de personal de libre designación (a dedo) será al final notable por el aumento de dos conselleries, pero previsiblemente no tan sobresaliente como pudo parecer en algún momento de la composición de la arquitectura del Consell.

Eso es al menos lo que se traduce de los últimos avances en la negociación entre los partidos. El esquema que está sobre la mesa es de seis asesores por conselleria: cuatro corresponderían al titular y uno a cada secretaría autonómica. Serían así entre uno y dos más (en función de las secretarías autonómicas que hubiera antes) que en el periodo anterior. Siempre, presidencia y vicepresidencia quedarían al margen de este corsé. La suma se elevaría de esta manera a 60 asesores. Si Puig y Oltra se quedan como estaban, el total de personal eventual llegaría al centenar. Si los incrementan, al igual que el resto de miembros del Consell, rebasarían esa cifra.

Camps: 139 altos cargos

Un Consell con 130 altos cargos y un centenar de asesores es un gobierno más poblado que el del primer Botànic, pero que no llegaría aún (sí estaría cerca) a los récords de los últimos gobiernos de Francisco Camps. El de 2007, con quince departamentos del ejecutivo, tenía 139 altos cargos y 110 contratos eventuales, de acuerdo con la información oficial aportada a Hacienda.

En 2012, en pleno periodo de recesión y de recortes del gasto público por el cumplimiento de los objetivos de déficit, el gobierno valenciano (entonces presidido por Alberto Fabra) tuvo 118 altos cargos y 111 asesores reconocidos como tales, según los datos de control público.

La oposición actual ha criticado al Consell por el aumento de cargos políticos. El PSPV se ha defendido con el argumento de que Camps tuvo un 42 % más que el último ejecutivo.

El propio Ximo Puig sacó a relucir en el pleno de investidura que la proporción de altos cargos per cápita es baja en comparación con la de otros territorios. Es de 2,3 por cada 100.000 habitantes, mientras que en el País Vasco es de 7,7 por la misma variable poblacional; en Cataluña es de 4,3; en Galicia, de3,8, y en Andalucía, de 2,8.

Un elemento que los partidos del gobierno aún no han concretado es si los conductores de los coches oficiales van a volver a la condición de personal eventual. Para algunos dirigentes, así debe ser, porque han de ser empleados de total confianza del conseller. En la última legislatura no pasaba así en la mayoría de casos. Otro elemento del debate, aunque con escasas posibilidades de éxito, es el de permitir más libertad en el salario de los asesores.

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