La adicción al cibersexo, que lleva al afectado a consumir más de once horas semanales de sexo a través de internet, afecta al 1 o 2 % de la población, aunque una de cada cuatro personas podría tener un «perfil de riesgo» porque su consumo de este tipo de información «va más allá de lo esporádico». Así lo mantiene el profesor de la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón Rafael Ballester, coordinador de Salusex-Unisexsida, una plataforma digital para la evaluación y tratamiento virtual de la adicción al cibersexo que nació en 2017 y ha conseguido una base de datos de cerca de 10.000 personas. Esta Unidad de Investigación en Sexualidad y Sida fue creada por la UJI y la Universitat de València, desde donde la coordina la profesora Mª Dolores Gil, del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. La herramienta facilita que cualquier persona pueda realizar una primera autoevaluación para conocer si presenta un perfil de riesgo clínico o un uso meramente recreativo. La evaluación se contrasta, posteriormente, con una entrevista clínica, que también puede realizarse a través de la plataforma digital, y si el afectado precisa terapia puede hacerse presencial o por internet. Una veintena de personas recibe actualmente tratamiento.