El presidente de la Generalitat ha presentado esta mañana en Madrid al nuevo gobierno del Botànic. Lo ha hecho en los Desayunos Informativos de Europa Press, presentado por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y en presencia de tres ministras (María Jesús Montero, Magdalena Valerio y Dolores Delgado) y seis consellers (el vicepresidente segundo Rubén Martínez Dalmau y Vicent Soler, Arcadi España, Gabriela Bravo, Rafael Climent y Ana Barceló). Si las ausencias dicen algo, no estaba el ministro valenciano José Luis Ábalos ni la vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra.

Puig ha presentado al Botànic II como un espacio de "sensatez y honradez" (ideas revolucionarias, ha dicho) y como "un referente de una forma de hacer política plural, inclusiva y solidaria". Cohesión ha sido su palabra mágica para explicar lo que quiere: "política desde la moderación y la centralidad que aspira a unir a una amplia mayoría, ajena a extremismos y deslices populistas".

La financiación autonómica no podía faltar. La apelación básica, ha afirmado, es "ser españoles iguales". "No pedimos privilegios, pero ninguna discriminación". Ante la ministra del ramo ha añadido que tiene "esperanzas fundadas" del cambio cuando se forme el Gobierno de Pedro Sánchez. Este ha situado la reforma entre sus prioridades, ha concretado. Puig ha sido elocuente al dibujar la situación valenciana: "El motor privado ha funcionado, pero el motor público está gripado. Necesitamos combustible".

Ese nuevo ejecutivo en Madrid ha sido el eje del posterior turno de preguntas. El jefe del Consell ha pedido una investidura cuanto antes y ha rechazado que se pueda comparar el pacto valenciano con uno posible en Madrid. "Hay que buscar algo diferente. El presidente lo está buscando", ha aseverado. El socio preferente ha de ser Podemos, "pero hay que buscar encaje diferente. No es trasladable. El aroma me gustaría, pero la concreción no es posible".

Y en Madrid es imposible no hablar de Cataluña. Puig ha sido crítico en su discurso contra la recentralización y ha cuestionado los beneficios fiscales de los que goza Madrid. La situación de la capital es "muy especial", ha remarcado. "La recentralización permite el lujo del dumping fiscal" (la competencia desleal al poder eliminar o bonificar totalmente impuestos, como los de sucesiones o patrimonio). "Para nosotros es imposible quitar impuestos". Algunos de ellos, ha añadido, hay que situarlos en el ámbito estatal.

El presidente de la Generalitat ha reiterado hasta la saciedad la palabra diálogo al ser preguntado una y otra vez sobre Cataluña. Durante su discurso, ha sentenciado que "la desconfianza y la inestabilidad en Cataluña nos afecta". "La ola nos mojará a todos si somos incapaces de buscar soluciones", ha dicho. Pero no se ha pillado los dedos sobre si los indultos deben formar parte de esa solución. En lo que ha insistido es en que ha que poner fin al "permanente estado de crispación solidificado".

Puig ha sido muy crítico con la ultraderecha, pero más con los que pactan con quien hace lo que la extrema derecha dijo que iba a hacer. Así, sobre la propuesta última de Vox en las Corts de pedir los datos sobre víctimas de violencia machista, ha dicho que espera que no prospere: "No vamos a seguir el juego. No hay que dar ni un paso atrás".