Ante el aumento del uso de las redes sociales por parte de los niños y niñas, Save the Children ha publicado hoy el informe Violencia viral para explicar la utilización que hacen los menores de las nuevas tecnologías y el nivel de exposición que tienen a la violencia online. Para ello, la organización ha realizado una encuesta a 400 jóvenes de entre 18 y 20 años de toda España: las respuestas reflejan que 7 de cada 10 personas ha sido víctima de violencia en el entorno digital siendo menor de edad. La ONG pone el foco en la violencia online en la pareja o expareja, una violencia transversal que puede nutrirse de los demás tipos de violencia y que suele tener su origen en la desigualdad de género.

En lo que respecta a la Comunitat Valenciana, se interpusieron 367 denuncias por ciberdelitos contra niños y niñas. En términos absolutos, la Comunitat Valenciana es la segunda comunidad autónoma con más denuncias de este tipo que tienen como víctima a un menor de edad, sólo por detrás de Andalucía, según los datos disponibles del Ministerio del Interior.

En el 67,3% de los casos registrados en la autonomía la víctima era una niña. Por otra parte, en lo que respecta al perfil del agresor, en el 78,2% de las ocasiones las detenciones o investigaciones se centraban en un hombre y, de ellos, un tercio eran hombres de entre los 26 y los 40 años.

Por provincias, València es la que más denuncias presenta, con un total de 198, seguida de Alicante, con 133, y Castellón, con 36 denuncias interpuestas por ciberdelitos contra a niños y niñas.

La encuesta de Save the Children apunta al ciberacoso como la forma de violencia más común entre los adolescentes. Se estima que más de 529.000 jóvenes habrían sufrido ciberbullying durante su infancia, un tipo de violencia que afecta especialmente a las niñas: casi la mitad de las chicas preguntadas había sufrido ciberacoso frente al 33,1% de los chicos. Save the Children advierte de que este tipo de violencia se da por primera vez entre los 8 y los 9 años y la persona que acosa es, en un 45,8% de los casos, del centro escolar o una amistad.

El director de Save the Children en la Comunitat Valenciana, Rodrigo Hernández, asegura que "la violencia a niños y niñas a través de internet y las nuevas tecnologías tiene un componente que la hace, si cabe, más dañina que la real, y es que se puede ejercer de manera permanente las 24 horas al día, todos los días del año". "Antes el acoso se podía acabar en el momento en el que el niño o niña salía de la escuela, mientras que ahora les puede perseguir en todo momento gracias a esta conexión permanente a internet", explica Hernández.

Save the Children también advierte de que más de la mitad de las personas encuestadas no tenía normas de uso o control parental y que 4 de cada 10 se conectaba entre una o dos horas al día. Los niños y niñas empiezan a usar cada vez antes las nuevas tecnologías, la edad media de acceso es de 11 años, y su red preferida es Whatsapp. Para Save the Children es de vital importancia que las familias promuevan un uso responsable de las redes sociales e informen a sus hijos e hijas de los riesgos que también pueden conllevar.

La organización además muestra su preocupación ante la violencia entre iguales. Según la encuesta, en 6 de cada 10 casos de "happy slapping" -grabación de una agresión física, verbal o sexual y su difusión a través de internet para ganar popularidad-, la persona que ejerció esta violencia era amigo, amiga o miembro del mismo centro escolar que la víctima.

Otra de las formas de violencia que más sufren los y las jóvenes es la exposición involuntaria a material sexual o violento: 1 de cada 2 encuestados accedió a este contenido siendo menor de edad y sin consentimiento. Esta violencia sucede cuando un niño o niña se encuentra con material no apropiado para la infancia al realizar búsquedas en internet o descargar archivos.

Asimismo, el informe habla de la relación y convivencia de las violencias en el mundo físico y en el virtual. En el "online grooming" o ciberembaucamiento, que ocurre cuando una persona adulta contacta a través de internet con un niño o niña, creando un clima de confianza con la intención de involucrarle en una actividad de naturaleza sexual, el agresor usa los mismos engaños que en el abuso sexual y, en muchas ocasiones, tiene como último objetivo que ese abuso llegue a producirse en el mundo físico. En 1 de cada 2 casos la persona que agrede es desconocida para el menor. La organización subraya que más del 20% de las personas encuestadas sufrieron esta violencia siendo menores de edad, la mayoría a los 15 años.

Save the Children también denuncia la existencia de plataformas que promocionan comportamientos como la autolesión o los trastornos alimenticios. Es el caso de los blogs que fomentan la anorexia, dando consejos y explicando a los niños y las niñas cómo dejar de comer sin que sus familiares se den cuenta.

En otras ocasiones, la persona que ejerce la violencia online es la pareja o expareja de los y las adolescentes. El "sexting" es una conducta de alto riesgo que practican los adolescentes al intercambiar mensajes o imágenes propias con contenido sexual, y se convierte en forma de violencia cuando el material se difunde sin el consentimiento del menor. La organización advierte que en 1 de cada 5 casos de sexting sin consentimiento la persona responsable de ejercer la violencia es la pareja o expareja. Según la encuesta, casi 50.000 jóvenes habrían sufrido sexting sin consentimiento en su infancia (la primera vez, a los 14 años).

Sucede algo similar en los casos de sextorsión, violencia sufrida por el 3,24% de los encuestados. Este tipo de violencia se basa en el chantaje a una persona menor de edad con la amenaza de publicar contenido de carácter sexual que le involucra. Cuando se produce esta violencia, en 1 de cada 4 ocasiones la persona responsable es la pareja o expareja.

Save the Children critica estos comportamientos, que se repiten hacia una pareja durante el noviazgo o una vez finalizado éste y que pretenden controlar, menoscabar o causar un daño a la otra persona. La ONG también advierte que el mundo físico y el virtual están muy conectados en este tipo de violencia.

Por último, sin ser un tipo de violencia contra la infancia, cada vez es más habitual que los padres y las madres sobreexpongan pública y constantemente la vida de sus hijos e hijas en internet. Esta conducta de riesgo se denomina sharenting, y ocurre cuando se cuelgan fotos o videos de los niños o niñas en las redes sociales. El sharenting puede desembocar en distintas formas de violencia contra la infancia.

La organización exige que haya una estadística oficial para conocer la auténtica magnitud de este fenómeno. Entre los pocos datos disponibles, se encuentra el número de denuncias por ciberdelitos contra niños y niñas: 2.286, según el Ministerio del Interior. En el 65,4% de los casos la víctima era una niña. Respecto al perfil del agresor, los datos estatales reflejan que en el 77% de los casos las detenciones e investigaciones se centraron en hombres de entre 26 y 40 años.

Hernández asegura que "el uso de internet tiene grandes beneficios para los niños y niñas y no se debe criminalizar. Es fundamental la formación a padres y madres, a profesionales que trabajan con la infancia y a los propios niños y niñas para que hagan un uso seguro y responsable de internet y de las nuevas tecnologías". "Igual que enseñamos a nuestros hijos e hijas a ir en bici o a patinar para que no se hagan daño, es necesario que aprendan a utilizar internet de forma segura, sólo así podremos protegerlos y prevenir cualquier tipo de violencia online", indica el director territorial.

Save the Children ha puesto en marcha la campaña #ViolenciaViral para visibilizar la violencia que sufren muchos niños y niñas en el entorno digital y para pedir al nuevo Gobierno que apruebe de forma urgente la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, que incluye medidas de prevención, detección y actuación para poder erradicar todos los tipos de violencia que sufren niños y niñas, contemplando específicamente los delitos de violencia contra la infancia a través de las nuevas tecnologías.

La educación juega un papel clave en la prevención, detección y respuesta ante esta nueva forma de violencia contra la infancia. Para ayudar a las familias, la organización ha desarrollado materiales como la Escuela de Padres y Madres, así como una guía para educar en el uso crítico de las tecnologías para familias.