En la última semana, Compromís se ha desmarcado del discurso oficial del Botànic y sobre todo, de sus miembros. Así, el miércoles el síndic de la coalición caldeó los ánimos de sus socios al reivindicar la aplicación de la tasa turística municipal. Se trata de un tema que ha enfrentado a PSPV, Compromís y Podemos al no haber llegado nunca a un acuerdo para su implantación, y la coalición reabre ahora el debate pese al veto impuesto en el pacto del Botànic al no llegar a ningún consenso.

Ayer, Ferri aseguró que trabajaran para que los municipios puedan implantar este impuesto «cuanto antes», con una fórmula intermedia que podrían aplicar los ayuntamientos y con vistas a que en el futuro sea autonómica.

Ferri puso a València como ejemplo, cuyo alcalde, Joan Ribó, también salió en defensa del impuesto que existe en Barcelona, Palma de Mallorca o Roma. Es un ingreso para hacer frente a la limpieza, la seguridad y la movilidad. Para Ribó, es «imprescindible».

Este posicionamiento incendió a Unides Podem, que a lo largo de la anterior legislatura sacó a debate la medida pero sin éxito. Por eso, la portavoz del grupo, Naiara Davó, pidió no lanzar propuestas «improvisadas» ni «anuncios de verano». El tono dio muestra del malestar interno al ver cómo Compromís les come terreno en una reivindicación que han abanderado los morados.

Mientras, también han criticado duramente a los socialistas por aprobar en el Parlamento Europeo el tratado comercial entre la UE y Mercosur. El diputado Joan Baldoví reclamó la comparecencia del ministro de Agricultura, Luís Planas, para explicar qué consecuencias tendrá el acuerdo para el campo valenciano. La consellera de Agricultura, Mireia Mollà, también criticó el pacto firmado por el Gobierno de Sánchez por ser un «riesgo extremo» para el sector agrícola y ganadero. Ayer, el senador Carles Mulet reprochó la falta de inversión en el transporte metropolitano de València.