Esta campaña de presión de la Agencia Tributaria sobre asociaciones sin ánimo de lucro llega varias semanas después de que el organismo decidiera poner la lupa sobre la pequeña y mediana empresa. El Fisco envió durante mayo miles de cartas a pymes y empresarios que venden de cara al público (peluquerías, carnicerías o discotecas, entre otros). Según fuentes de la Agencia, esta medida tan solo tenía el objetivo de alertar al pequeño empresario de que estaba en el radar de Hacienda.

Según declaró la patronal del comercio Confecomerç, las pymes «no constituyen una bolsa de fraude en España», ya que tan solo realizan pequeñas operaciones y se trata de «negocios muy pequeños, a pie de calle y perfectamente localizables, en muchos casos familiares». Su presidente, Rafael Torres, insistió en que se inspeccione «a quienes verdaderamente pueden estar cometiendo fraude y no a quienes cumplen escrupulosamente sus obligaciones».

Mediante esta campaña, la Agencia Tributaria envió cartas a los empresarios que facturaban menos que su competencia. Hacienda sospechaba que si un empresario ingresa mucho menos dinero que sus competidores lo que realmente está haciendo es no declararlo.