Al menos seis familias valencianas se encuentran actualmente en Kiev. Están junto a sus hijas e hijos, recién nacidos mediante gestación subrogada. Es una práctica que en el país ucraniano está permitida por ley desde hace ya diez años. En España está prohibida y genera controversia entre los movimientos feministas, entidades y partidos políticos.

Pero son muchos los que, ante la imposibilidad de gestar y las trabas y dificultades que se encuentran a la hora de adoptar, eligen esta opción para poder ser padres y madres.

Una de esas parejas es la de Marta Ibáñez y Raúl Argente, vecinos de Picassent, que se encuentran en la capital ucraniana desde hace veinte días. Ya saben que, como mínimo, van a tener que estar en aquel país cinco meses, con todo lo que ello comporta. Esto se debe a la diferente regulación de la gestación subrogada en cada país. Los mellizos de la pareja son, para Ucrania, hijos de españoles a todos los efectos, ya que la gestante renunció a ellos. Por ese motivo, de entrada, no les pueden otorgar a los recién nacidos el pasaporte para poder cruzar frontera. Sin embargo, España no los reconoce. Desde febrero existe una orden del Gobierno que exige una sentencia judicial en Ucrania que reconozca a los bebés nacidos de vientres de alquiler como hijos de las parejas que han contratado estos servicios. Según explica Marta Ibáñez, la ley de aquel país no contempla esta posibilidad. Así pues, actualmente, Marc y Llum, los hijos de esta pareja de valencianos, son apátridas, es decir, que no tienen ninguna nacionalidad. «La semana que viene iré al consulado de España a pedir el pasaporte pero ya sé que me lo va na denegar», explica a Levante-EMV la madre.

Los mellizos son hijos biológicos de su marido, que es el donante de semen, y que, «pese a eso, a tener un certificado de nacimiento como que son hijos nuestros y una prueba de ADN, a España no le sirve para darnos el pasaporte».

El siguiente paso será que tanto ella como su marido soliciten la ciudadanía ucraniana. De ese modo, los pequeños serán hijos de ciudadanos de aquel país y el Gobierno ya le podrá expedir los pasaportes. Lo que ocurre es que para ello deben pasar al menos tres meses, que serán más si el proceso se retrasa. «Tenemos dos meses de estancia pagada pero una vez pasado ese tiempo, nos tendremos que buscar un alquiler, mantenimiento nuestro y de los pequeños y, además el abogado», indicaba la mujer.

Augura unos meses complicados porque en Kiev solo están ella y su marido con los dos pequeños, sin más ayuda. «Es un lugar nuevo, que no conocemos y donde casi no nos entienden en inglés». La valenciana pide al Gobierno que regule esta cuestión para facilitar el regreso de los españoles con sus hijos en poco tiempo.