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La invasión del plumero de la Pampa

La Conselleria de Medio Ambiente no tiene constancia de que la hierba «Cortadeira selloana» afecte a la flora autóctona de la Comunitat Valenciana, por lo que descarta planes especiales para erradicar una especie a la que es difícil de neutralizar

La invasión del plumero de la Pampa

En la Comunitat Valenciana la «Cortadeira selloana», más conocida como Plumeros o Hierba de la Pampa, se ha propagado por numerosas zonas, principalmente por las áreas litorales y las de mayor pluviometría en el sur de la provincia de València y el norte de Alicante. Este ejemplar prolifera en cultivos abandonados de las riberas del río Xúquer en su tramo bajo y en marjales como los de Xeresa o Pego-Oliva, señala la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica. Actualmente, se ha convertido en una especie invasora en diversas regiones del planeta, entre las que se encuentra España y, más concretamente, el Mediterráneo.

La Pampa es originaria de Sudamérica y fue introducida en Europa entre 1775 y 1862 para su comercialización por su uso ornamental, sobre todo, en infraestructuras estatales, como autovías. El hábitat óptimo para su crecimiento son los lugares húmedos, pero esta planta es mucho más frecuente y abundante en hábitats ruderales, es decir, alterados por la acción humana.

La fuerte expansión viene dada por su rápida reproducción. Un ejemplar adulto femenino produce una media de un millón de semillas que se dispersan por el viento por la disposición de éstas en las estructuras pelosas de sus tallos. A esta características hay que sumarle también su fácil adaptación a los terrenos secos, pues se aclimata a condiciones de escasez del agua, minimiza la pérdida de la misma por evapotranspiración produciendo menos hojas. En el Mediterráneo tiene que compensar el déficit hídrico estival ocupando suelos más húmedos.

La propagación de la especie invasora trae consigo problemáticas en el medio en el que se instala, entre los se encuentran: la competencia por el agua y los nutrientes del suelo con las plantas autóctonas dificultando así el crecimiento de éstas, aumentar el riesgo de incendios por sus hojas secas y llegar a producir problemas alérgicos en aquellas zonas cercanas a poblaciones por su gran producción de polen.

No obstante, desde la conselleria no se ha considerado conveniente implementar un plan para su erradicación en las zonas afectadas. Dicha decisión se ha tomado argumentnado que erradicar las variedades que se desarrollan en el medio natural no sería suficiente debido a la rapidez con la que se expande y por su amplia presencia en ámbitos privados que suministrarían las semillas necesarias para su recolonización. Además, afirman que no se ha constatado ningún daño provocado por esta especie a otras nativas de flora o fauna, como tampoco un impacto negativo sobre los paisajes y los usos del territorio.

Aunque la conselleria admite que sí que puede que haya ambientes naturales en la Comunitat que resulten perjudicados, creen que «es poco probable que llegue a ser una planta con capacidad para provocar impactos negativos sobre la biodiversidad valenciana» por el hecho de encontrarse en un hábitat inadecuado para su «desarrollo vigoroso», es decir, el clima mediterráneo, el cual es más seco que el clima oceánico en el que acostuman a estar más extendidas.

Según los datos registrados desde 2009, las brigadas de Natura 2000 de la dirección general de Gestió de Medi Natural i d'Avaluació Ambiental han eliminado 1.688 ejemplares y un volumen de plantas de esta especie de 392 metros cuadrados, en las tres provincias de la Comunitat Valenciana.

Los esfuerzos para frenar el crecimiento se han dedicado a prevenir la colonización de las zonas húmedas, ecosistemas dunares o riberas fluviales, fundamentalmente. Estas brigadas seguirán trabajando para evitar la consolidación de núcleos de Carrizo de Pampa en los territorios valencianos.

En cuanto al ámbito estatal, esta especie invasora se encuentra más extendida en la provincia de Vizcaya, donde desde la Diputación Foral de la provincia se puso en marcha en 2005 una guía práctica para su control.

En dicho documento se explican las posibles soluciones contra esta planta y sus efectos en la biodiversidad de cada herramienta que se utilice. Así también ven necesario una educación ambiental dirigida a los ciudadanos para que de esta forma se muestren interesados por la flora invasiva y por la conservación de las especies autóctonas en peligro de cada zona. Desde el 2013 el Estado prohibió tanto su comecialización como su plantación.

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