«El abandono del mundo rural provocará incendios cada vez más devastadores, porque el monte está cargado de combustible y nadie lo gestiona». La advertencia la lanza Rafael Delgado, nuevo presidente de la Plataforma Forestal Valenciana, que señala a la zona del Mijares y el interior de Valencia como los focos con un riesgo enorme a medida que avanza el verano. «Se habla y habla de cambio climático, pero no se aborda de forma seria», incide, para apuntar como culpable de la situación al cortoplacismo en que se han instalado los políticos. Lo que ocurre en estas zonas de enormes masas forestales, que es donde realmente se sufren los efectos del fuego, apenas tiene coste electoral, según Delgado. «El despoblamiento irá cada vez a más en las comarcas del interior y el problema se hará más grande», sostiene este profesor en la Universitat Politècnica.
La PFV reclama al nuevo Consell planes de gestión forestal que eviten la acumulación de biomasa pirolítica y el desencadenamiento de los llamados incendios de quinta generación. De ahí que Delgado insista en que «la prevención de grandes incendios forestales pase por el aprovechamiento bioenergético del excedente de masa forestal de los bosques valencianos». Algo que permitiría mejorar esos «pulmones verdes», armonizando conservación y gestión forestal. El nuevo presidente de la PFV alerta, por ejemplo, de que en los montes del Mijares, aún no se ha procedido a la limpieza y retirada de los árboles que cayeron en las últimas nevadas. Munición de alto voltaje cuando los restos muertos se secan, se disparan las temperaturas durante estos meses, y son frecuentes las tormentas estivales acompañadas de aparato eléctrico, razona Delgado.
Prevención muy barata
Aunque desde la administración se esgriman cifras desorbitadas de lo que supondría una gestión forestal como la que se aplica en otros países europeos, Delgado echa mano de la calculadora. «Estadísticamente sabemos que un monte se quema cada treinta años. Si en la extinción invertimos 4.500 euros por hectárea, no hay más que dividirlo por 30 y nos saldrían 150 euros por hectárea al año. Eso es lo que nos costaría el mantenimiento preventivo», explica. «Todo eso sin contar con el CO2 que va a la atmósfera, la pérdida de casas o incluso la muerte de personas», recuerda.
La Plataforma Forestal Valenciana está integrada por dieciocho miembros, que representan a treinta entidades y organismos, cuya misión y objetivo es la gestión sostenible de los bosques valencianos. Entre otras asociaciones, aglutina a las universidades Jaume I de Castelló, la Politècnica, la UV, el Colegio de Biólogos, la Asociación de Municipios Forestales o la Unió de Llauradors i Ramaders. Desde la PFV se quiere promover la gestión forestal como una actividad más dentro de la ordenación territorial municipal, contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de los pueblos del interior. Entre sus reclamaciones está también el pago por servicios ambientales, otra asignatura pendiente sobre la mesa del Consell para esta legislatura. Junto a Delgado le acompañarán en la nueva junta directiva David Belda como vicepresidente y Javier Martínez, como secretario.
