Fumata blanca en la Diputación de València. No por la elección del presidente, que ya se produjo la semana pasada con la investidura de Toni Gaspar, sino porque el PSPV y PSPVCompromís.

Así, reeditan el acuerdo firmado en 2015 (donde se integraban EUPV y València en Comú, ahora sin representación) y ahora Gaspar será el presidente y Maria Josep Amigó, de Compromís. Para la coalición era una de las exigencias que planteaban y que sus socios han terminado por aceptar, pero debían renunciar a un área en favor del PSPV por la diferencia de representación provincial: 13 del PSPV y 5 de Compromís.

En total, el acuerdo contempla tres vicepresidencias. Además de la Amigó, el PSPV contará con las dos restantes. De las siete áreas de gestión en las que se distribuirá el gobierno, cinco serán para los socialistas y dos para la coalición valencianista: Cultura, por una parte, y Medio Ambiente y Sostenibilidad, por otro.

Tras varias semanas de conversaciones, la negociación fue más firme a partir de que Toni Gaspar fuera investido la semana pasada. Contó con los votos de Compromís, por lo que los socialistas ya andaban sobre seguro y contaban con la confianza de la coalición.

Aunque la predisposición siempre ha sido la de llegar al acuerdo, los socios nunca han quitado el ojo a lo que sucedía en el Ayuntamiento de València, donde se daba una situación semejante pero con los papeles invertidos: Compromís, con Joan Ribó al frente, tenía mayoría respecto al PSPV, con Sandra Gómez como candidata.

Los socialistas exigían la vicealcaldía pese a la negativa de la coalición, que finalmente cedió y dio al PSPV el segundo puesto. Esta circunstancia activó la negociación provincial y la predisposición cambió: frente a los recelos de los de Gaspar, que incluso amagaron con gobernar en solitario si la situación en València no se resolvía, Compromís prestó su apoyo de forma incondicional casi desde el principio para cumplir con el pacto del Botànic, como insistían en repetir desde la formación.