Enric tiene 28 años. Con su primer sueldo a penas pudo pagar el alquiler de una vivienda, por lo que se vio obligado a establecerse en un piso compartido. Actualmente es autónomo, y dedica más de la mitad de su salario a pagar el arrendamiento, aunque confiesa que le sería imposible vivir solo en cualquier otro inmueble de la ciudad, ya que los precios para alquilar una vivienda en València se han disparado en los últimos años. «Es prácticamente imposible encontrar algo por menos de 700 euros, y lo poco que encuentras es muy antiguo o está en malas condiciones».
La historia de Enric es la de muchos jóvenes valencianos, que se enfrentan a una situación laboral precaria y grandes dificultades de acceso a la vivienda, que se encarece año tras año. Según datos de la plataforma Idealista, los precios del alquiler en la ciudad de València han aumentado un 45 % desde 2014 y un 10 % solamente desde 2018.
En una situación similar se encuentra Víctor, que cobra 400 euros como ayudante de cocina en una popular cadena de restaurantes. En su caso, ni siquiera se plantea emanciparse, sino conseguir un trabajo mejor mientras estudia y vive en casa de sus padres.
