«Cuídese de los idus de noviembre». Joan Baldoví, cual adivino en la obra Julio César de Shakespeare, le asestó su versión de la famosa frase a Pedro Sánchez ayer en la tribuna del Congreso de los Diputados, durante el pleno de investidura, que en primera votación ha resultado fallido. Y remachó: «Su victoria [en una hipotética repetición de elecciones] puede ser la tumba definitiva de un gobierno progresista, su tumba».

Al presidente en funciones no le afectó demasiado el vaticinio del único diputado de Compromís, porque subió al estrado y no dijo nada más sobre la mejora de la financiación valenciana de lo que dijo la víspera, cuando aseguró que la reforma del sistema será «un reto fundamental» la próxima legislatura, si la hay.

Quizá pudo hablar más de cuatro segundos el lunes sobre esta cuestión, admitió, pero los hechos con la C. Valenciana tras 12 meses en el ejecutivo «están ahí». Recordó que se ha garantizado la refinanciación de deuda a corto plazo y que el presupuesto de 2019 (abortado) consignaba un aumento de más del 60 % de las inversiones y la condonación de la deuda de la Marina de València. Medidas que generaron «dolores de cabeza» con otros territorios, apostilló.

Y hasta ahí llegó. De poco valió que Baldoví le confesara en la réplica su decepción «y la de muchos», porque esperaban «mucho más» ante una reclamación «razonable y justa» de toda la sociedad valenciana: «un mecanismo que haga que no nos volvamos a endeudar este año» para pagar la sanidad o la educación públicas.

Sucede que antes de la hipotética repetición de elecciones en noviembre, a Sánchez le queda la pelota de la votación de mañana y una nueva oportunidad, si lo considera, en septiembre. Y para la de mañana necesita a Unidas Podemos, pero el voto de Compromís puede ser menos relevante que lo era ayer. Con la abstención de Baldoví (lo que hizo ayer) unida a la de ERC, PNV y Bildu, bastaría con los 42 síes de los de Pablo Iglesias (el del regionalista cántabro ya lo tienen) para superar los posibles noes de PP, Ciudadanos, Vox, Coalición Canaria, Navarra Suma y PdeCat. Serían 166 frente a 158.

Sucede también que en el ejecutivo y la dirección socialista andan molestos con la actitud de Compromís en el tramo final de la negociación. Consideran que su oferta final era ambiciosa y que algún obstáculo destacado por la coalición (la deuda histórica) no figuraba en los asuntos planteados inicialmente. Ven así la posición final relacionada con la postura de Podemos. Los valencianistas, al contrario, responden indignados que los compromisos sobre deuda histórica o compensaciones mientras se reforma la financiación son más que laxos.

En todo caso, como dijo Baldoví en la tribuna, las puertas para dialogar siguen abiertas: «Queremos que sea presidente, pero negociemos. Tocaremos juntos en una banda si usted quiere».

La líder, Mónica Oltra, lo subrayó también. «No hay nada definitivo en política», dijo, observando la posibilidad de pasar de la abstención al apoyo.

De momento, no obstante, Ferraz no ha vuelto a llamarles. Ni siquiera respondió ayer sobre si piensa volver a la negociación con Compromís. Toda la carne está puesta en Unidas Podemos.