¿Votarán a favor de Sánchez?
Hay que tener paciencia y tranquilidad, debemos esperar al desarrollo de la negociación. Hay que trabajar hasta el final.
De no haberlo, la única salida son las elecciones de noviembre.
Sería una catástrofe. Unas elecciones demostrarían la incapacidad del mapa político para componer un gobierno según pidieron las urnas. Sería un descrédito, una frustración y un daño al sistema político. Las elecciones le harían el juego a la derecha. Vamos a intentar formar gobierno hasta las 14:30.
¿Qué les propone el PSOE?
Sobre el contenido de la negociación hay que ser discretos y prudentes. Es fundamental que el acuerdo se base en el respeto y la reciprocidad de fuerzas. Debe haber un programa común, consensuado por las dos fuerzas desde lo social, lo fiscal, los derechos sociales como la vivienda o la lucha contra pobreza energética. Debe haber un consenso básico para compartir equipos y responsabilidades. No queremos solo estar, queremos participar en el gobierno. Eso es una coalición, lo que resulta de no haber mayorías absolutas.
Sánchez descartó importar el mestizaje valenciano...
Hay que hablar de formar parte del contenido. Para saber el reparto de las fuerzas y las responsabilidades hay que esperar porque hay alternativas. No se trata de ministerios, sino de competencias.
En el Botànic, Podemos también se quejó de que Compromís no quería a ceder competencias. ¿Se repite la situación en Madrid?
El problema es, repito, que no queremos estar en el gobierno simbólicamente. A Podemos le han votado 4 millones de personas y deben estar reflejadas en el acuerdo. No tiene que ver con cargos ni equipos, queremos llevar adelante nuestro programa y que sea proporcional a los resultados.
¿El PSOE tiene miedo?
No lo se, deben responder ellos. En el debate hubo situaciones anómalas. No se entiende que Sánchez pida el apoyo tácito a la derecha, es decir, su abstención, y el voto favorable de la izquierda. Alguien podría preguntarse si es que quiere ser presidente a toda costa y le da igual que sea con la izquierda o con la derecha. Un acuerdo tiene que tener un programa y tomar decisiones sobre hacia donde se quiere ir.
Sin embargo, Sánchez pasó de puntillas por la financiación autonómica, la punta del iceberg de las reivindicaciones valencianas. Iglesias, ni eso. Si ni siquiera se ha hecho referencia en los discursos, ¿será una prioridad después?
Sin duda. El debate tiene un contenido limitado por el formato y por problemas que se ponen encima de la mesa respecto a acuerdos para formar gobierno. La única posibilidad real para abordar la reforma del sistema para que sea equilibrado es un gobierno de coalición. Hay un compromiso y el PSOE también es proclive a resolverlo.
¿Podemos ha cedido mucho?
Desde que empezó la negociación renunciamos a tener un sitio en los ministerios de Estado como Justicia, Defensa o Interior. Por la relación de fuerzas creemos que el PSOE debe tener estas áreas. Con el conflicto territorial, también. Nosotros podíamos aportar en las políticas sociolaborales.
Iglesias se apartó y, sin embargo, sigue sin haber gobierno.
Hemos antepuesto el interés general del país por tener un gobierno a cualquier otro tipo de interés.
¿A qué atribuye el veto tajante?
Yo también me lo pregunto. La renuncia a estar en el Consejo de Ministros es un ejemplo de compromiso con los valores republicanos. La ciudadanía juzgará cómo ha actuado cada cual.
Pasaron del no a la abstención y hoy, ¿habrá un sí?
La abstención intenta mantener la puerta abierta a una negociación hasta el último momento.
¿Es exportable el modelo valenciano? ¿Por qué aquí sí y allí no?
Yo también me lo pregunto. El modelo valenciano no sólo es exportable, sino que constituye un ejemplo para el resto del país.
Recientemente organizó el curso «Nuevo republicanismo». ¿Es buen momento para abrir el debate de monarquía o república?
Ya está abierto y tiene que ver con la pérdida de normatividad de la Constitución de 1978. ¿Qué significa el derecho a la vivienda para los jóvenes? ¿Y las pensiones? El neoliberalismo los convierte en trotamundos sin futuro. Las políticas de austeridad aplicadas han vaciado de contenido el modelo social de la Constitución. No se puede debatir en profundidad porque la monarquía constituye un obstáculo insalvable. Republicanismo y federalismo van de la mano.
