El liderazgo ha sido históricamente una cuestión de género. Políticos y empresarios llevan controlando la esfera pública desde tiempos inmemoriables.

Las dificultades de las mujeres para conseguir puestos de responsabilidad son enormes y, además, cabe sumar que el coste que sufren las altas ejecutivas por el hecho de ser mujeres es mucho mayor al de los hombres. Prueba de ello se ve reflejada en el 'precipicio de cristal', un concepto que pretende definir la predisposición de las instituciones a ofrecer puestos de responsabilidad a mujeres durante situaciones críticas.

Fernanda Escribano, politóloga y vicepresidenta de la Asociación Valenciana de Politología (Avapol), analiza algunos de los casos de mujeres valencianas poderosas. El primero de ellos es el de Isabel Bonig, lideresa del Partido Popular de la Comunitat Valenciana (PPCV). Tras analizar las circunstancias en las que la política ascendió dentro del partido, Escribano asegura que «Bonig podría encajar en el perfil del concepto de 'precipicio de cristal'». La vicepresidenta de Avapol afirma que la líder del PPCV ejerce un liderazgo «bastante estereotipado, muy caracterizado por elementos que definen el liderazgo en clave masculina», como por ejemplo «cierta agresividad en las intervenciones, dureza, sensación de autosuficiencia e incluso un liderazgo autocrático».

La politóloga resalta que Bonig cabe dentro del 'precipicio de cristal' porque fue designada tras una derrota histórica del PPCV. «Se decide que el liderazgo del partido lo ejerza una mujer en un momento crítico de la organización, tanto electoral como interno, lo cual, efectivamente dificulta las opciones de éxito de Bonig al frente de la misma. Mientras que los cambios en la sucesión en tiempos de poder se hicieron con hombres: de Zaplana a Camps y de Camps a Fabra. Un partido que, por otro lado, no se ha caracterizado por ser un abanderado de las políticas de igualdad», explica.

Pero Isabel Bonig no es la única mujer cuyo mandato podría estar enmarcado bajo el 'precipicio de cristal'. El caso de Carolina Miranda, entrenadora del Valencia Club de Futbol Femenino, también podría estar relacionado con el concepto, ya que «el ascenso se produce cuando se ha destituido al técnico anterior como consecuencia de las dificultades por las que atraviesa el equipo».

En cuanto a la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, la politóloga afirma que no se aprecia el efecto del 'precipicio de cristal', puesto que «ella es una de las personas artífices de la propia creación de la organización política a la cual lidera -Compromis- y cuyo ascenso electoral ha ido 'in crescendo' a la par que el propio liderazgo de Oltra». De manera que «no se impulsa a una mujer hacia el liderazgo en un momento precario para la organización». c. alonso valencia