Durante el acto, Sergio Claramunt contó la anécdota del pequeño que comenzó a disfrutar de un juego de magia mientras estaba en la mesa de operaciones. «Cuando despertó reanudamos el juego en donde nos habíamos quedado y cuando el niño fue subido a la habitación se quejó a sus padres mosqueado porque no le habían operado por culpa de los payasos y tenía que volver al quirófano para ser operado. Luego se dio cuenta de la cicatriz que llevaba».