El Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS) defendió ayer en València que «prostitución no es igual a violencia siempre, que es lo que defienden las abolicionistas» y que «intentar criminalizar (le llaman abolir) la prostitución para intentar acabar con la violencia contra quienes la ejercen es tan equivocado como intentar prohibir el matrimonio para acabar con la violencia de género».

Con esta carta de presentación, y alegando que CATS «es la primera en luchar contra la trata y las situaciones de violencia de todo tipo que sufren las trabajadoras del sexo», la ONG radicada en Murcia defendió su derecho a poder percibir subvenciones como la otorgada por la Conselleria de Igualdad -de algo más de 7.500 euros- y que ha generado una corriente de rechazo público y frontal por parte del Front Abolicionista del País Valencià, cuyas responsables acusan a CATS de «intenta normalizar la prostitución».

La presidenta de la ONG murciana, Fuensanta Guals, cargó ayer contra lo que denominó «el lobby abolicionista» que, según dijo, «pertenece al sector más fundamentalista del feminismo» y del que denunció busca «vetar el proyecto de investigación» para el que solicitaron la subvención.

Bajo el nombre «Discriminación, estigma y discurso de odio en prostitución», CATS pretende realizar «una amplia investigación para conocer la realidad de los trabajadores del sexo en nuestro país y saber, realmente, cuantas personas la ejercen forzadas, obligadas», algo que, según su presidenta, no se ha hecho nunca antes «porque hasta ahora no se las ha escuchado ni ha importado su opinión. Sólo se escucha a la 'víctima perfecta', la que acepta ese papel de víctima inocente, engañada, incapaz (a veces por interés, otras porque realmente lo es)».

El Comité considera que, en contra del discurso abolicionista, «la mayoría de quienes ejercen la prostitución no lo hacen de manera forzada, ni están sujetos a trata», aunque, eso sí, admiten que «no es un trabajo 'como otro cualquiera', sino que se ejerce a menudo en condiciones precarias y difíciles, a veces como último recurso para no delinquir. ¿Que si es el trabajo que querría par mi hija? Evidentemente, no», admitió a preguntas de Levante-EMV su presidenta.

Pero, teniendo en cuenta la realidad, «que es que la prostitución existe, reivindicamos el término 'trabajadoras del sexo' porque reconocerlo como un trabajo es la única manera de acceder a los derechos laborales y luchar contra la explotación y los abusos que sufren muchos de los que ejercen esta actividad en locales ajenos».

Alrededor de mil entrevistas

Guals cifró en «unas mil» las personas, en su mayoría mujeres, a las que pretenden entrevistar, de manera anónima y en ocasiones «con alguna pequeña beca para incentivar su participación», con el fin de obtener un mapa lo más preciso y amplio posible sobre el ejercicio de la prostitución.

Por esa razón, cree que «pediremos una ampliación de la subvención a la Conselleria de Igualdad, porque el estudio que pretendemos es mucho más ambicioso». Además, han pedido una entrevista con Mónica Oltra «para que nos conozca y poder explicarle en persona a qué nos dedicamos».

CATS, recordó su presidenta, lleva «17 años dando atención social, sanitaria, jurídica y formación y apoyo para buscar otras alternativas laborales a trabajadoras del sexo. Solo el año pasado, atendimos a unas 2.000 personas. Un 65 % de ellas pasó después por nuestras oficinas».

Fuensanta Guals avanzó que «a finales de este año tendremos los primeros resultados» de un trabajo en cuya publicación final, advirtió, «esperamos poder incluir el primer ejemplo de discurso de odio que este lobby abolicionista nos ha proporcionado gratis».